Monday, April 15, 2013

La cantidad demandada de un bien y su precio



El mecanismo del mercado utiliza los precios de los bienes como señales para la toma de decisiones de compra por los consumidores. El precio, por tanto, es una variable fundamental para el estudio de la demanda, y conviene "aislarla" del resto de variables de la función de demanda.

De esta forma, se puede analizar la relación de la cantidad demandada de un bien con su precio, ceteris paribus, es decir, manteniendo constantes las otras tres variables: la renta de los consumidores, el precio de los bienes relacionados y las preferencias.


¿Qué relación mantiene la demanda de un bien con su precio?


La Ley de la Utilidad Marginal Decreciente afirma que la satisfacción que obtiene un consumidor al incrementar sucesivamente las unidades que consume de un bien es cada vez menor. Este enunciado puede interpretarse también en términos de valor: el consumidor otorga un valor (medida de su utilidad) cada vez menor a las unidades adicionales de un bien.


De la ley se deduce que el precio que está dispuesto a pagar el consumidor por unidades adicionales del bien, es también decreciente. Por las primeras unidades del bien está dispuesto a pagar precios altos, correspondientes a un grado de satisfacción alto; pero cuanta más cantidad tiene del bien, menor es el grado de utilidad que le aporta, por lo que el precio que está dispuesto a pagar es menor cada vez.


Se obtiene de esta forma la Ley de la Demanda Decreciente, que asegura una relación inversa entre la cantidad demandada de un bien y su precio:


A menor precio mayor demanda y a mayor precio menor demanda





Supongamos un consumidor que nos revela sus intenciones de ir al cine mensualmente en función del precio de la entrada. La gráfica y la tabla siguientes muestran su elección para varios precios (€):



La curva de demanda resultante de las elecciones del consumidor es convexa y decreciente: si el precio de la entrada es 10 €, sólo iría al cine una vez al mes; si el precio baja a 6 € iría tres veces; y si fuera de 2 €  acudiría 7 veces cada mes.


Mediante el ejemplo se ha expresado la curva de demanda para un consumidor individual. Si se tratara de representar a todos los consumidores de un mercado, por ejemplo, de Estella, la curva de demanda sería el resultado de sumar horizontalmente las cantidades demandadas por los distintos consumidores para cada precio. Esta curva de demanda del mercado tiene la misma forma que la individual, pero en el eje de abscisas aparecen las sumas de las cantidades demandadas por el conjunto de consumidores, como se representa en esta otra gráfica:



La curva en este caso representa la cantidad demandada por todos los consumidores que forman el mercado para cada uno de los precios: a 10 €, irían al cine 100 consumidores cada mes, a 6 € la entrada el consumo aumentaría a 300 visitas, y a 2 € irían 700 personas en un mes.


Observa que cuando cambia el precio también lo hace la cantidad demandada, y nos deslizamos a lo largo de la curva para alcanzar la nueva combinación precio-cantidad.


En los ejemplos anteriores se han utilizado curvas convexas para representar la demanda, pero para facilitar su estudio y simplificar la realidad, se pueden usar funciones lineales y representar la demanda como una recta decreciente en relación al precio:
 




La expresión matemática de la función de demanda respecto al precio viene dada por la ecuación de la recta:

QD = 850 - 75P     ceteris paribus


La lectura de esta ecuación nos informa de los valores extremos de la recta que representa la demanda. Si el precio fuera cero (P=0) la cantidad demandada por el mercado sería de 850 entradas de cine al mes. Por otra parte, a un precio de 11,33 € nadie iría al cine (QD=0)


Entusiasmo (Vocabulario)

Entusiasmo

  1. m. Exaltación y excitación del ánimo por algo que causa interés, admiración o placer:
    mostró mucho entusiasmo al enterarse de la noticia de vuestra boda.
  2. Sumo interés en algo, que lleva a poner en su logro mucho esfuerzo y empeño:
    puso todo su entusiasmo en conseguirlo.

Entusiasmo

  • admiración, pasión, apasionamiento, emoción, arrebato, fogosidad, enardecimiento, fervor, vehemencia, frenesí, ánimo, afán, ardor, calor, empeño
    • Antónimos: desinterés, apatía, frialdad

Entusiasmar

  • apasionar, conmover, emocionar, deslumbrar, electrizar, acalorar, enardecer, encandilar, enfervorizar, embriagar, excitar, inflamar, encender, alegrar, encantar, maravillar, contentar, complacer
    • Antónimos: desapasionar, desagradar
 
 

2. La función de demanda

Se denomina demanda a la cantidad de un bien o servicio que un consumidor está dispuesto a comprar en un período de tiempo. Observa que lo que se trata de medir es la "disposición a comprar" de los consumidores, y no sus compras reales.

Y ¿de qué depende la demanda de un bien, la cantidad que queremos comprar de ese bien?, o dicho de otra forma, ¿cuál es la función de demanda?

La observación de la realidad ha llevado a los economistas a concretar una serie de factores que inciden en la demanda de un bien o servicio: 

    • El precio del bien
    • La renta de los consumidores
    • Los precios de bienes sustitutivos y complementarios
    • Las preferencias o gustos de los consumidores
    • El tamaño del mercado (población con poder adquisitivo)
    • Las condiciones climatológicas
    • La legislación
    • Las expectativas sobre el futuro
    • Etcétera.

La lista de variables es larga y compleja, por lo que conviene simplificar. La teoría económica considera cuatro factores esenciales que influyen en la demanda de cualquier bien: su precio (P), la renta (R), el precio de bienes relacionados (P') y las preferencias del consumidor (G). El resto de variables, salvo situaciones especiales, no se consideran, de forma que la función de demanda viene dada por la expresión:
QD = f (P, R, P', G)

La cantidad demandada de un bien (QD)    "depende de"    P, R, P' y G


Trabajar simultáneamente con las cuatro variables que definen la función de demanda es complicado, y para simplificar la situación la teoría económica analiza de forma sucesiva la relación entre la cantidad demandada y cada uno de los factores que la determinan, considerando que el resto permanece invariable según la condición ceteris paribus. A continuación se estudia separadamente la relación de la demanda con cada una de esas variables que la determinan.


1. La conducta de los consumidores

 
Las necesidades humanas son culturales y siempre crecientes, como vimos en el primer tema, y una parte importante de ellas son de tipo económico, es decir, para satisfacerlas se requieren bienes escasos. 


La teoría económica supone que el objetivo que persiguen las unidades de consumo, familias o consumidores, es aumentar todo lo posible su bienestar mediante el consumo de bienes y servicios: cuanto mayor es su consumo, mayor es el grado de satisfacción y de bienestar de los ciudadanos en cualquier sociedad. Ahora bien, el límite al consumo viene dado por el dinero disponible para comprar en el mercado, por la renta de los consumidores. Teniendo en cuenta esta restricción, el consumidor racional utilizará su presupuesto de forma que, dados unos precios de los distintos bienes y servicios, y dadas sus preferencias o gustos, consiga el mayor número de bienes y, por tanto, el mayor grado de utilidad o satisfacción. 



Reflexiona sobre este supuesto de la teoría económica. ¿Realmente más consumo significa más utilidad, es decir, más felicidad? ¿en nuestra sociedad se cumple esta hipótesis? ¿ha sido siempre así?
Quizá esta imagen te ayude en la reflexión:



En cualquier caso, y aunque se trata de una hipótesis discutible, éstos son los supuestos básicos de la teoría económica acerca del comportamiento de los consumidores, asumiendo la Ley de los Grandes Números de la teoría de la probabilidad, que garantiza que cuando una muestra es suficientemente grande, su promedio esperado es muy próximo al de la población total. Es decir, la Economía prevé el comportamiento racional de la mayoría de los consumidores, de la masa, y no el de un individuo concreto, que puede ser tan atípico como se quiera. Un error que suele cometerse a menudo, es considerar que lo que hago "yo" es lo que hacen el resto de consumidores, sin tener en cuenta que nuestro comportamiento puede estar fuera de la media.

EL CONSUMO Y LA UTILIDAD

Si observamos con un poco más de detalle nuestra conducta como consumidores, podemos analizar cómo cambia la utilidad que obtenemos cuando consumimos un bien cualquiera. Con las primeras unidades de consumo, normalmente la satisfacción conseguida es grande. Pero si seguimos aumentando el consumo de ese bien, llegará un momento en que la utilidad sea cada vez menor, e incluso se convierta en insatisfacción o desutilidad.

Por ejemplo, una persona a la que le encantan los helados, disfruta con un buen cucurucho de su sabor preferido. Pero no contento con el primero, se toma otro que lo saborea con el mismo placer o más que el anterior.  Sin embargo, a partir del tercer helado la satisfacción que recibe empieza a disminuir, y si se toma hasta seis helados probablemente tenga un cólico que le cree una gran insatisfacción.

Este hecho, que se repite para prácticamente todos los bienes en algún momento, significa que los seres humanos valoramos más aquello de lo que tenemos escasez que de lo que tenemos abundancia: si dispongo de muchos vestidos, los valoro menos que si tuviera sólo uno o pocos.

A este comportamiento se le llama la Ley de la Utilidad Marginal Decreciente, porque a partir de un determinado momento, cada unidad adicional de consumo genera una utilidad adicional o marginal para el consumidor cada vez menor.





El gráfico representa, mediante una curva decreciente, el comportamiento de la utilidad o satisfacción marginal que genera el consumo de una unidad adicional de cualquier bien.


Cinco consejos para las resoluciones de Año Nuevo (BBC)


Es la tradición de cada fin de año. Con las fiestas, las copas, los deseos de prosperidad, viene la firme decisión de los más resolutos de voltear la hoja e iniciar una vida más positiva, más saludable a través de un régimen de dieta y ejercicio.

Al lanzarse de lleno a esta resolución, sin embargo, es posible que en lugar de sentirse mejor, se empiecen a sentir peor. La razón podría estar tanto en la nueva actividad física como la alimentación.
Aunque encomendable, iniciar una rutina intensa de ejercicios y una nueva dieta podrían ser menos saludables de lo que se piensa -especialmente para los que sufren de alergias- si no se toman ciertas precauciones, dice un experto a BBC Mundo.

El doctor Richard Weber, presidente del Colegio Estadounidense de Alergias, Asma e Inmunología (ACAAI, por sus siglas en inglés) explica que ejercicios intensos pueden traer complicaciones respiratorias y ciertos organismos y productos alergénicos pueden ser motivos de alergias, salpullidos y otras reacciones.

A continuación, cinco consejos que el doctor Weber ofrece para entender el entorno y los síntomas qué pueden desatar una reacción contraria y cómo abordar una rutina activa pero saludable.

1. Ejercicio: conozca sus límites

Gimnasio
No hay por qué fijarse en lo que los otros hacen. Vaya a su propio ritmo.

Mucha gente se lanza con todo a empezar una rutina de ejercicios sin tomar en cuenta que el camino del sedentarismo a la actividad física intensa debe ser gradual. "Uno de los problemas de ir a un gimnasio es que queremos copiar lo que otros están haciendo -corriendo, pedaleando o saltando- y terminamos en dificultades", señaló el doctor Weber.
La respiración se acelera y el individuo puede quedar sin aliento. La situación se hace peor si se sufre de asma pues puede provocar un ataque severo.

No es que no se recomiende a los asmáticos no hacer ejercicio; un plan gradual puede acondicionar los pulmones para resistir más ejercicio y evitar la sensación de ahogamiento, pero si no ha habido preparación física, con la respiración rápida se pierde calor y humedad en el tracto respiratorio y esa combinación genera secreción de químicos y mediadores que fomentan el ataque asmático.

Siempre es bueno tener entusiasmo pero es mejor no sobrepasarse. Además de las dificultades con la respiración que se pueden presentar, la falta de costumbre a la actividad física causa dolor muscular al día siguiente.

"La gente se desalienta, se da por vencida rápidamente y abandona el ejercicio. Completamente lo opuesto a lo que se propusieron".

2. ¿Dieta?: piense en lo que va a comer

Los excesos con la dieta también pueden tener los mismo resultados negativos. Entre más drástica, más rápido es la tendencia a quebrarla. No hay que olvidar que, si se inicia una dieta al tiempo que una rutina de ejercicios, el cuerpo necesita el combustible apropiado así que no comer no es la clave.

Se trata de consumir alimentos saludables, que implica menos calorías, sustitución de grasas y carbohidratos por productos que son nuevos para el sistema. En ese sentido, el experto en alergias sugiere leer la información nutricional en el empaque con cuidado.
"Muchos productos contienen alimentos alergénicos escondidos. Hay gente que es alérgica a los lácteos, el trigo y los huevos, lo que les puede causar malestares" Doctor Richard Weber, presidente ACAAI
"Muchos productos contienen alimentos alergénicos escondidos", indicó. "Hay gente que es alérgica a los lácteos, el trigo y los huevos, lo que les puede causar malestares".

Lo mismo puede pasar con productos dietéticos o suplementos alimenticios que se encuentran en tiendas especializadas. Las galletas o barras de "energía" también pueden estar repletas de factores alergénicos, incluyendo soya y nueces, que afectan a algunos.

El doctor Weber comenta que hoy en día hay pruebas muy sencillas que se pueden realizar para detectar los alimentos a los que un individuo puede ser alérgico. Estar prevenido puede evitar muchos malestares.

3. Equipos de gimnasio: escójalos con cuidado

Gimnasio
En el gimnasio puede haber elementos de caucho y plástico que irritan la piel.

No hay nada más impactante que entrar a uno de esos gimnasios modernos con luces brillantes, música rítmica y equipos computarizados. Pero tenga cuidado de las máquinas y otros elementos con los que va a ejercitar, advierte el presidente de ACAAI.

Mientras que las poleas, pesas, barras y otros mecanismos de ejercicio en los gimnasios no van a causar congestión nasal ni poner a nadie a estornudar, la cubierta de caucho o plástico de algunas máquinas, así como los balones inflables y colchonetas si podrían irritar tejidos.

Ciertos aparatos están recubiertos de látex que puede casar salpullido, ronchas y dermatitis. "Algunas veces no es el látex el que afecta la piel sino los químicos que han sido utilizados en su manufactura para endurecerlos".

También hay que estar precavido contra los pañuelos desinfectantes y atomizadores con los que frecuentemente se limpian los equipos en los gimnasios. Estos contienen compuestos orgánicos volátiles y químicos como amoniaco que pueden desatar un ataque de asma o irritar la piel.

4. Ropa atlética: mejor cómodo que a la moda

¿Para Navidad le regalaron un juego coordinado de camiseta, pantaloneta, sudadera y zapatillas de marca? No cabe duda que se ve muy bien en ellas. No obstante, espere a ver cómo se siente después de haber sudado un par de horas en el nuevo atuendo.

Si empieza a sentir comezón y ya ha descartado los otros factores que pueden haberlo producido, ese uniforme atlético puede ser el de la culpa. Los materiales sintéticos son utilizados en todo tipo de vestiduras, desde las camisetas hasta los calcetines y pueden irritar la piel.
"Algunas veces no es el látex el que afecta la piel sino los químicos que han sido utilizados en su manufactura para endurecerlos" Doctor Richard Weber, presidente ACAAI
De todos estos materiales el de mejor calidad es lycra que tiene menos probabilidades de irritar la piel. En todo caso, la recomendación siempre es leer cuidadosamente la etiqueta para conocer bien de que está hecha la ropa. 

Cuando haya duda, lo mejor es optar por productos naturales; algodones y linos. Pero, ojo con los elásticos y las zapatillas. Suelen ser de látex y si se es alérgico a éste, llegan las consecuencias.

5. Encerrado vs. al aire libre

Pareja trotando
El ejercicio al aire libre no es lo mejor para los que sufren de alergias de polen.

Uno siempre relaciona el ejercicio y la buena salud con espacios abiertos, respirando el aire libre. Eso no es necesariamente cierto. Hoy en día la contaminación ambiental es una de las causantes de los problemas respiratorios.

El doctor Richard Weber asegura que el incremento en la prevalencia de las alergias se puede rastrear a la revolución industrial y el humo de las fábricas y los motores como uno de los grandes factores.

En las ciudades es difícil encontrar una zona verde o campo abierto donde se pueda respirar aire limpio. Aún así, si se encuentra, para las personas que sufren de fiebre de heno, el polen puede ir en detrimento del ejercicio, así como el césped también puede generar reacciones alérgicas.

Si las bandas caminadoras ni las pistas bajo techo le atraen, asegúrese de tomar sus medicamentos contra las alergias antes de salir al trote y evitar correr entre el medio día y las horas de la tarde, cuando el conteo de polen es más alto.

Al llegar a casa, tome una ducha inmediatamente para eliminar cualquier partícula que haya caído en la ropa o el pelo.

De todas formas, el doctor Weber recomienda un baño para evitar la urticaria que se puede producir cuando se eleva la temperatura de la piel así como para eliminar el sudor que también puede ser un irritante.

Si, después de esto, todavía siente entusiasmo para inscribirse en un gimnasio y seguir disciplinadamente y moderadamente un plan de actividad física y dieta ¡muy bien! La idea es practicar una vida más saludable pero no es necesario alcanzar la meta en un día.

By William Márquez
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