Thursday, January 31, 2013

La Obsesión por la Limpieza (laguia2000.com)


El trastorno obsesivo compulsivo por la limpieza, es una de las afecciones irracionales de tipo neurótico que padecen en su mayoría las mujeres y que en particular provoca problemas emocionales, como miedos, inseguridad, fobias y complejos; y síntomas psicofísicos como fatiga, estrés, insomnio, problemas en las articulaciones, depresión accidentes, sobrepeso, sedentarismo, falta de apetito sexual, irritabilidad, cefaleas, hipertensión y problemas vasculares.

Desarrollar un extremo sentido de la limpieza es contrario a la buena salud y el bienestar, aunque la higiene esté asociada con la prevención y el desarrollo de enfermedades.

Las causas de este trastorno se atribuyen a las características de la personalidad perfeccionista, obsesionada por el control y la disciplina; a la falta de atención o de afecto, al estrés, a factores culturales aprendidos y al tipo de trabajo rutinario de una casa, que no se ve ni se valora y que no deja mucho margen para la creatividad.

Esta actividad representa un conjunto de rituales y manías para hacer las tareas hogareñas diarias, que se repiten todos los días casi sin variantes; y que se transforman en la razón de vivir.

El pensamiento que predomina en estas personas es repetitivo, y el sentimiento es de preocupación inquietud y angustia; pero esa actividad obsesiva compulsiva lea sirve sólo para calmarse por breve tiempo, porque ni bien llegan a reparar en algún leve desorden o atisbo de suciedad, se produce un círculo vicioso y vuelven a sentir la misma sensación de malestar que antes, que las obliga a reiniciar los rituales de limpieza.
Existen cinco rituales compulsivos vinculados con las obsesiones:
 
Los de repetición: (como por ejemplo, contar los escalones).
 
Los de comprobación: (como comprobar varias veces si cerraron la puerta con llave o si apagaron el gas).
 
Los de acumulación: (como guardar objetos innecesarios).
 
Los de orden :(como no tolerar los cambios de lugar o de posición de los objetos del hogar).
 
Los de limpieza: (como la preocupación exagerada por la limpieza del hogar y personal).
La obsesión por la limpieza puede provocar, además de adicciones, estrés y conflictos familiares y de pareja y obligar a la persona a realizar una rutina diaria rigurosa que si no puede cumplir le producirá malestar e irritación.

La fórmula para lograr limpiar la mente y controlar estas compulsiones es:
 
1) Tomar conciencia del trastorno
2) Tratar de disminuir la auto exigencia
3) No seguir pautas fijas para actuar
4) Tener otras actividades más placenteras
5) Salir de la casa y tratar de realizarse como persona individual desarrollando nuevos intereses.
6) Hacer programa para el tiempo libre
7) Hablar con los familiares del paciente
8) Aprender a disfrutar de la casa y de los familiares.

Cierto nivel de orden y rigor en la conducta y el deseo de hacer las cosas bien, son rasgos ventajosos que pueden ser útiles en algunas circunstancias, pero cuando es tan exagerado que interviene en la actividad normal de una persona, es un signo de patología.

El tratamiento de una terapia cognitiva consiste en aplicar técnicas de control de la ansiedad, la práctica de la relajación para reducir el estrés y la posibilidad de evaluar la alternativa de un nuevo proyecto de vida.

Cinco causas por las que se reseca la piel

La piel se reseca por el ambiente

El exponerse al sol puede resecar y dañar la piel. Los rayos ultravioleta penetran profundamente y quiebran las fibras de colágeno y elastina. 

Esto hace que la piel se vea arrugada, sin firmeza y parezca reseca. El clima frío y los lugares secos como el desierto también resecan la piel. Es muy importante ponerse bloqueador solar antes de salir y usar un humectante para la piel en climas fríos o lugares muy secos.

Cuando se rompe el manto ácido

El manto ácido es una capa muy fina, ligeramente ácida, en la superficie de la piel que actúa como una barrera a las bacterias, virus y otros contaminantes que podrían penetrar en la piel. El manto ácido es una combinación de sebo (grasa) y sudor que es secretado por la piel para cubrir la superficie y mantener un pH apropiado. 

El pH es la medida de acidez o alcalinidad de cada sustancia. La piel está más del lado ácido que del alcalino. Los jabones y el agua generalmente son alcalinos por lo que cuando nos lavamos la cara se da un desbalance en el pH de la piel. Este desequilibrio del pH causa que el manto ácido se rompa y que la piel se reseque.

Bañarse con agua caliente

Bañarse con agua caliente no sólo causa flacidez en la piel sino que también la reseca. El agua caliente rompe la barrera lipídica y el resultado es una piel seca. Además quedarse mucho rato en una tina con agua o en la ducha lava los aceites naturales de la piel. 

Según la doctora Megan Moore, dermatóloga del Centro Médico Montefiore, en Nueva York, nuestra piel contiene proteínas y grasas especiales que forman una barrera protectora y conservan la humedad para protejernos de ambientes externos. Tomar baños calientes y duchas frecuentes pueden privar a la piel de esta protección natural.

Mala nutrición

Una dieta desbalanceada y sin suficientes líquidos puede dejar la piel reseca y marchita. Alimentos ricos en vitamina E se pueden añadir a la dieta para ayudar a mejorar los síntomas de la piel seca. Buenas fuentes de vitamina E incluyen el brócoli, la espinaca, la col, germen de trigo y las nueces. También se puede aumentar la ingesta de alimentos con alto contenido de agua, como melón, lechuga, pepinos y pimientos.

El aire acondicionado o la calefacción dentro de la casa

Ya sea el aire acondicionado en el verano o la calefacción durante el invierno, los dos pueden ser la causa de que la piel se reseque. El aire seco absorbe la humedad de nuestra piel y tanto el aire acondicionado como la calefacción se conocen por producir aire seco.

Fuente:  http://www.mis-remedios-caseros.com/cinco-causas-piel-seca.htm

Thinking in a Foreign Language Makes Decisions More Rational


To judge a risk more clearly, it may help to consider it in a foreign language.

A series of experiments on more than 300 people from the U.S. and Korea found that thinking in a second language reduced deep-seated, misleading biases that unduly influence how risks and benefits are perceived.

“Would you make the same decisions in a foreign language as you would in your native tongue?” asked psychologists led by Boaz Keysar of the University of Chicago in an April 18 Psychological Science study.

“It may be intuitive that people would make the same choices regardless of the language they are using, or that the difficulty of using a foreign language would make decisions less systematic. We discovered, however, that the opposite is true: Using a foreign language reduces decision-making biases,” wrote Keysar’s team.

Psychologists say human reasoning is shaped by two distinct modes of thought: one that’s systematic, analytical and cognition-intensive, and another that’s fast, unconscious and emotionally charged.

'Would you make the same decisions in a foreign language?'
 
In light of this, it’s plausible that the cognitive demands of thinking in a non-native, non-automatic language would leave people with little leftover mental horsepower, ultimately increasing their reliance on quick-and-dirty cogitation.

Equally plausible, however, is that communicating in a learned language forces people to be deliberate, reducing the role of potentially unreliable instinct. Research also shows that immediate emotional reactions to emotively charged words are muted in non-native languages, further hinting at deliberation.

To investigate these possibilities, Keysar’s team developed several tests based on scenarios originally proposed by psychologist Daniel Kahneman, who in 2002 won a Nobel Prize in economics for his work on prospect theory, which describes how people intuitively perceive risk.

In one famous example, Kahneman showed that, given the hypothetical option of saving 200 out of 600 lives, or taking a chance that would either save all 600 lives or none at all, people prefer to save the 200 — yet when the problem is framed in terms of losing lives, many more people prefer the all-or-nothing chance rather than accept a guaranteed loss of 400 lives.

People are, in a nutshell, instinctively risk-averse when considering gain and risk-taking when faced with loss, even when the essential decision is the same. It’s a gut-level human predisposition, and if second-language thinking made people think less systematically, Keysar’s team supposed the tendency would be magnified. Conversely, if second-language thinking promoted deliberation, the tendency would be diminished.

The first experiment involved 121 American students who learned Japanese as a second language. Some were presented in English with a hypothetical choice: To fight a disease that would kill 600,000 people, doctors could either develop a medicine that saved 200,000 lives, or a medicine with a 33.3 percent chance of saving 600,000 lives and a 66.6 percent chance of saving no lives at all.
 

Results of two tests of foreign-language effects on framing biases. In each, people were given the choice between sure savings or an all-or-nothing bet. Bars show how many people preferred sure savings when the choice was framed in terms of gains (black) or losses (gray) and considered in their native language (left pair) or second language (right pair). Image: Keysar et al./Psychological Science

Nearly 80 percent of the students chose the safe option. When the problem was framed in terms of losing rather than saving lives, the safe-option number dropped to 47 percent. When considering the same situation in Japanese, however, the safe-option number hovered around 40 percent, regardless of how choices were framed. The role of instinct appeared reduced.

Two subsequent experiments in which the hypothetical situation involved job loss rather than death, administered to 144 native Korean speakers from Korea’s Chung Nam National University and 103 English speakers studying abroad in Paris, found the same pattern of enhanced deliberation. “Using a foreign language diminishes the framing effect,” wrote Keysar’s team.

The researchers next tested how language affected decisions on matters of direct personal import. According to prospect theory, the possibility of small losses outweigh the promise of larger gains, a phenomenon called myopic risk aversion and rooted in emotional reactions to the idea of loss.

The same group of Korean students was presented with a series of hypothetical low-loss, high-gain bets. When offered bets in Korean, just 57 percent took them. When offered in English, that number rose to 67 percent, again suggesting heightened deliberation in a second language.

To see if the effect held up in real-world betting, Keysar’s team recruited 54 University of Chicago students who spoke Spanish as a second language. Each received $15 in $1 bills, each of which could be kept or bet on a coin toss. If they lost a toss, they’d lose the dollar, but winning returned the dollar and another $1.50 — a proposition that, over multiple bets, would likely be profitable.

When the proceedings were conducted in English, just 54 percent of students took the bets, a number that rose to 71 percent when betting in Spanish. “They take more bets in a foreign language because they expect to gain in the long run, and are less affected by the typically exaggerated aversion to losses,” wrote Keysar and colleagues.

The researchers believe a second language provides a useful cognitive distance from automatic processes, promoting analytical thought and reducing unthinking, emotional reaction.

“Given that more and more people use a foreign language on a daily basis, our discovery could have far-reaching implications,” they wrote, suggesting that people who speak a second language might use it when considering financial decisions. “Over a long time horizon, this might very well be beneficial.”

Citation: “The Foreign-Language Effect: Thinking in a Foreign Tongue Reduces Decision Biases.” By Boaz Keysar, Sayuri L. Hayakawa and Sun Gyu An. Psychological Science, published online 18 April 2012.

Alimentación contra el cansancio

 
Dejar de hacer gimnasia, dormir más horas, comer el doble, trabajar hasta tardísimo... Descansar y seguir agotado... Y se forma un círculo vicioso que no es fácil de romper.

Pero bueno, algo se puede ir haciendo para salir de esta agotadora cadena de cansancios sucesivos.

En primer lugar, debes saber que hay determinados alimentos que pueden ayudarte para que puedas ir desprendiéndote de la sensación de agotamiento.

La respuesta al cansancio físico y mental se relaciona con la dieta diaria. Tener hábitos alimentarios desordenados, saltearse las comidas o comer a cualquier hora, picotear algo cada 5 minutos, preferir la comida chatarra... Muchos son los motivos “alimentarios” de un cansancio más general.

El cuerpo necesita energía. El azúcar en la sangre comienza a descender después de 4 ó 5 horas de haber comido. 

Consejos Alimenticios contra el Cansancio

Cada 3 horas, comer algo (en pequeñas cantidades), y no pasarse horas enteras sin ingerir nada. Esto mantiene constante el suministro de energía y evita la fatiga, porque no “cae” el valor de la glucemia (azúcar en la sangre).

Hidratos versus fatiga

Los hidratos de carbono son muy indicados para esto, porque se digieren rápidamente. 

Además, aportan azúcar y proveen energía constante. Y la mantienen por mucho tiempo.

¿Dónde están?
  • pastas
  • legumbres
  • cereales
  • pan (si es negro, mejor)
  • arroz
Productos lácteos contra el cansancio

El yogur, la leche cultivada, los quesos descremados, y otros lácteos son otra buena alternativa, que además, tienen bajo contenido graso. Es bueno que, por ejemplo, si estás en el trabajo, te comas un yogur a media mañana. Vas a sentirte mejor.

Alimentos a Evitar

Chocolates, golosinas, gaseosas: no rompen el círculo vicioso del cansancio crónico. Si bien aportan energía, no la mantienen por mucho tiempo. Es preferible “descansar” comiendo otro tipo de alimentos más “sanos”.

Qué es la Fatiga?

La fatiga se define como un conjunto de cambios que experimenta nuestro organismo, cuando se encuentra sometido a condiciones extremas de sobreentrenamiento; o bien cuando no estamos habituados a un tipo de trabajo con una intensidad concreta, e intentamos superar nuestro propio límite de esfuerzo.

Ello nos llevaría a tener posteriormente una menor capacidad de respuesta ante el entrenamiento siguiente. Cuando aparece el cansancio o la fatiga, se manifiestan síntomas físicos, psicológicos, a ambos a la vez.

Tipos de Fatiga

Diferenciamos dos tipos o clases de fatiga: aguda o fisiológica y crónica o general. 

Fatiga aguda o fisiológica: aparece en un momento puntual y afecta principalmente a nuestro rendimiento físico, con una disminución de respuesta ante distintos tipos de estímulos. Se produce generalmente debido a sobreentrenamiento o como reacción ante una situación desfavorable.

La recuperación suele realizarse mediante reposo deportivo. Se comprueba mediante analíticas de sangre y orina, si alguno de los parámetros analizados está por debajo de los límites establecidos como normales (hematíes, ferropenia, glucosa, urea, creatinina, etc.).

Fatiga crónica o general: en este estado aparecen combinadas afectaciones físicas (fatiga aguda o fisiológica) y psicológicas. 

Además de encontrarnos mal físicamente, en este estado disminuye también la atención, la percepción, la sensibilidad, la emotividad y la capacidad de razonar ágilmente (agilidad mental). Esto puede deberse a un exceso de actividad física, problemas personales no resueltos, falta de motivación o fatigas agudas repetitivas.

Causas Generales de la Aparicion de Fatiga

Se pueden enumerar varias causas por las que aparece la fatiga o cansancio:
  • No dejar recuperar al organismo convenientemente después de un trabajo intenso y prolongado (sobreentrenamiento)
  • Trastornos del sistema endocrino
  • Trastornos del sistema nervioso
  • Descenso del metabolismo de los hidratos de carbono y de las proteínas, no existiendo una asimilación adecuada de los mismos
  • Descenso en la proporción de iones (sodio, potasio, ...) y agua en el organismo
  • Descenso del nivel de oxígeno celular, con el consiguiente descenso en la proporción de oxígeno en el músculo
  • Hipoglucemia (bajo nivel de glucosa en sangre), que favorece más la aparición de fatiga psíquica
  • Esfuerzos realizados en altitud (cuando aún no se ha habituado el organismo)
  • Alimentación deficiente (escasa en hidratos de carbono o proteínas)
  • No reponer las sales minerales perdidas por el ejercicio físico
  • Consumo de tabaco y alcohol
  • Vida poco ordenada (trasnochar, sin dejar al cuerpo que realice un sueño reparador conveniente)
Síntomas Generales 

Cuando estamos fatigados podemos encontrarnos con alguno de los siguientes síntomas:
  • Cansancio que va influyendo progresivamente en una proporción mayor de musculatura afectada
  • Agujetas, calambres, rigidez muscular y articular
  • Astenia (pérdida de fuerza y disminución del tono muscular)
  • Sensación de vagancia
  • Aumenta el consumo de energía al realizar cualquier esfuerzo
  • Disminuye la coordinación y precisión en los movimientos
  • Aumenta la respiración
  • Sube la presión arterial y el pulso basal
  • Disminuyen los niveles de hemoglobina, hematíes, potasio
  • Aumenta el nivel de urea
  • Disminuye el apetito y se producen alteraciones del sueño
  • Disminuye la atención, concentración, percepción (más en las fatiga crónica)
Recuperación de la Fatiga

Es preciso tomar una serie de medidas lo antes posible para atajar el problema. Procuraremos:
  • Descender el ritmo e intensidad de los entrenamientos, durante al menos 6 u 8 días
  • Tomar un complejo vitamínico compensatorio
  • Alimentación rica en proteínas e hidratos de carbono
  • Reponer sales minerales
  • Sueño suficientemente reparador de 8 a 10 horas diarias
  • Masaje recuperador para ayudar a eliminar del cuerpo el exceso de toxinas
  • Técnicas de relajación y musicoterapia
  • Abandonar el consumo de tabaco y alcohol
  • Realizarse pruebas analíticas de sangre y orina, por si es necesario tomar medidas en función de los resultados obtenidos
  • Asistencia psicológica en caso de aparición de síntomas depresivos o de no superación de conflictos personales
Los tres Nutrientes que aportan Energia

Hay tres nutrientes que pueden garantizarte la energía que ncesitas para estar en plena forma todo el día: la vitamina C, el calcio y el hierro.
 
Vitamina C: necesitas un mínimo diario de 80 mg. Alcanzarás esta dosis tomando sistemáticamente al levantarte, un zumo de naranja y, a otras horas del día alguna de estas frutas: naranja, mandarina, pomelo, kiwi o papaya.
Además de ayudar al organismo a luchar contra las infecciones, la vitamina C es un buen remedio contra el cansancio y la fatiga crónica y es la vitamina del tono y la vitalidad por excelencia.
 
Calcio: 900 mg diarios. El 60 por ciento de esta cantidad debe proceder de los productos lácteos ya que su calcio es mejor asimilado por el organismo. Toma al menos tres veces al día, una porción de los siguientes alimentos:
  • un vaso de leche, un yogur, un postre lácteo, 150 g de queso blanco, 25 g de queso holandés, gruyere o manchego, ó 50 g de queso tipo camembert.
Una falta de calcio, además de las conocidos riesgos de osteoporosis, provoca a menudo un estado de fatiga y de excitabilidad.
Hierro: 10 mg al día. Las mujeres en edad premenopáusica necesitan unos 18 mg de hierro al día. Para garantizar el aporte de este mineral que tanto influye en nuestro estado de ánimo, y por supuesto en nuestra energía, hay que tomar:
  • Cuatro o cinco veces a la semana un plato de verduras frescas ricas en hierro (todas las de color verde oscuro como las espinacas, la col o las acelgas).
  • Una vez cada 15 días, hígado de ternera.
  • Una vez cada 15 días legumbres secas como lentejas o habas.
  • De vez en cuando, para darle gusto al paladar, se pueden tomar frutos secos ricos en hierro como los orejenos, pasas y dátiles, o un poco chocolate negro Muy rico en hierro).
Dos menús equilibrados y energéticos

Contienen alimentos energetizantes y no llevan calorías superfulas

Primer menú
 
Desayuno
  • un zumo de naranja
30 minutos después:
  • una taza de té o de otra infusión
  • 2 tostadas de pan integral con un poco de aceite de oliva
  • 20 g de queso gruyere
Comida
  • ensalada verde aliñada con aceite de oliva y vinagre de manzana
  • bistec a la plancha
  • judías verdes al vapor
  • 40 g de queso manchego semi
  • una rodaja de pan integral
  • natillas
Cena
  • Ensalada verde
  • Potage de lentejas con verduras (sin tozino ni chorizo)
  • Una loncha de jamón serrano desgrasado
  • Un yogur
Segundo menú
Desayuno
  • un zumo de naranja
30 minutos después:
  • una taza de té o de otra infusión
  • un bol grande de muesli o de cereales inflados
  • una taza de leche semidescremada
Comida
  • ensalada verde aliñada con aceite de oliva y vinagre de manzana
  • merluza u otro pescado a la plancha o al vapor
  • brocoli al vapor aliñado con aceite de oliva
  • una rodaja de pan integral
  • un yogur con fibra y cereales
Cena
  • Ensalada verde
  • Puré de verduras: patatas, puerros, zanahorias y col.
  • Hígado salteado con cebolla
  • 40 g de queso camembert.

Tuesday, January 15, 2013

What is a phobia? (BBC)


A phobia is an intense fear or feeling of anxiety that occurs only in a particular situation that frightens you. 

This might be something as seemingly logical as a fear of heights, or as illogical as a fear of the colour green. At other times you don't feel anxious. For example, if you have a phobia of spiders (as millions of people do), you only feel anxious when there's a spider around, otherwise you feel fine. 

About one in ten people has a significant phobia, although few people seek treatment.

People develop phobias to all sorts of things. Each phobia has its own name. Some (of a very long list) include:
  • Musophobia - fear of mice
  • Peladophobia - fear of bald people
  • Amathophobia - fear of dust
  • Pnigophobia - fear of choking or smothering
  • Maieusiophobia - fear of childbirth
  • Homichlophobia - fear of fog
  • Arachibutyrophobia - fear of peanut butter sticking to the roof of the mouth
Phobias make people avoid situations they know will make them anxious, but this can make the phobia worse. A person's life can become increasingly dominated by the precautions they take to avoid a situation they fear. You may know there's no real danger and you may feel embarrassed by your fear, but you're still unable to control it. It's better to confront your fears, even if it's in a very careful way or with the help of a trained therapist. 

A phobia is more likely to go away if it began after a distressing or traumatic event.

What's the treatment?

Cognitive behavioural therapy - a 'talking treatment' where you learn all about the thing or situation you are scared of and how to change your behaviour - has a high success rate in phobias. Your GP can refer you.

Antidepressant medications may also be used even if you aren't depressed. They work by interfering with brain chemicals (neurotransmitters) such as serotonin which may be involved in causing anxiety symptoms.

Anti-anxiety medication such as diazepam are rarely used, as they can be addictive, but may be offerred on ‘one-off’ occasions such as for people with flying phobias who have to take a flight for work or holiday. 


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