Sunday, April 15, 2012

Comidas que mejoran el estado de ánimo (saludybelleza.org)


Se ha demostrado que algunos alimentos estimulan la producción de sustancias cerebrales que tienen una enorme influencia en el humor, el desempeño físico y mental, e incluso en el comportamiento de las personas.

En las últimas dos décadas se han realizado diferentes estudios acerca del vínculo que existe entre el consumo de determinados alimentos y el estado anímico, y se ha comprobado que las sustancias que contienen algunos alimentos pueden provocar reacciones en la química cerebral originando cambios benéficos en el humor del ser humano.

Estos son algunos de los alimentos que fueron más estudiados y cuya efectividad ha sido demostrada:

Pan Integral: la gran mayoría de los panes integrales contienen aminoácidos, entre ellos uno llamado triptófano, es un importante precursor de la serotonina (neurotransmisor relacionado con el estado de ánimo que mejora la depresión leve y el insomnio). Se aconseja consumir 4 rebanadas por la mañana.

Espinaca y legumbres: contienen folatos (precursores de la adenosilmetionina). Se demostró que el 30% de los pacientes deprimidos tienen deficiencia de este elemento. También se lo puede obtener de los cereales.

Agua: se puede padecer de agotamiento y depresión leve simplemente por no tomar suficiente agua, la deshidratación pasa inadvertida y se cree que es cansancio lo que en realidad se debe a la falta de líquidos. Se recomienda tomar 8 vasos de agua al día para un buen funcionamiento del organismo.

Carbohidratos: algunos experimentos revelan que alimentos como el arroz, las papas y el pan causan calma y sedación porque elevan la concentración de serotonina.

Pavo: carne de bajo contenido calórico, es rica en tirosina, aminoácido que eleva la producción de dopamina y noradrenalina en el cerebro, lo que causa un efecto vigorizante e incrementa la resistencia del organismo al estrés. Basta con una porción de 300gramos de pechuga.

Frutos secos: contienen una gran cantidad de magnesio. Un puñado diario ayuda a reducir los dolores de cabeza y a controlar el estrés.

Naranja y mandarina: una dosis diaria de 150 miligramos de Vitamina C (equivalente a dos naranjas) bastan para disminuir el nerviosismo y el mal humor. En dosis mayores (ejemplo: dos vasos de jugo de naranja fresco todas las mañanas) actúa como un eficaz energizante, y por supuesto como protector de enfermedades cardiorrespiratorias y como estimulante del sistema inmunológico. La vitamina C también puede obtenerse de otros cítricos como el pomelo, limón, etc. La naranja, además, contiene folatos.

Nuez: contiene una gran cantidad de selenio, mineral que según los investigadores aumenta la energía y disminuye la ansiedad con tan sólo comer un puñado de nueces diarias. Otras fuentes de selenio son los mariscos y la carne de vaca.

Lácteos: la leche y sus derivados son ricos en triptófano, que regula el estado de ánimo a través del incremento de la serotonina. Se aconseja el consumo de 3 porciones diarias.

Fresa: contiene vitaminas, sobre todo C (cuya cantidad es importante), fibras y potasio. Es una fruta de un enorme valor nutricional y energético. Además eleva las defensas del organismo, mejora el ánimo y según los investigadores produce tranquilidad y alivio durante la menstruación.

Chocolate: contiene triptófano y produce feniletilamina, sustancia de efecto antidepresivo y que normaliza el humor. Además también es un efectivo antiestrés. Una porción pequeña por día (de chocolate negro) es suficiente.

Ahora podemos mejorar nuestra calidad de vida doblemente, incluyendo en la dieta diaria alimentos variados que proporcionen al cuerpo los nutrientes que necesita para desempeñar sus funciones más importantes, y que además nos alegren.

Carina Barber / Asteriscos.Tv

Fuente: http://www.saludybelleza.org/alimentos-mejoran-estado-animo/

Cuidando el corazón (blogdefarmacia.com)

El corazón es un músculo increíble. Comienza a latir después de las seis semanas de gestación en el vientre materno y continúa firmemente hasta el día en que morimos. En el camino, puede ser asaltado por enfermedades sin que nosotros lo sepamos.

Las enfermedades cardíacas fluyen lentamente, muchas veces sin ser detectadas hasta encontrarnos en un momento crítico. Se ha avanzado en el control de las enfermedades crónicas como la diabetes, la hipertensión arterial y altos niveles de colesterol. Pero la epidemia de la obesidad y la diabetes adquirida aún son problemas de considerable importancia.

El hecho está en que la mayoría de las personas pueden controlar los factores de los hábitos de vida que previenen las enfermedades cardíacas, puesto que solo un 30% de la forma en que envejecemos depende de nuestra genética y un 70% está en control directo de cada persona (eso es en la ausencia de enfermedades específicas que no se relacionan con los hábitos de vida).

Las siguientes recomendaciones son verdaderas salvavidas:

1. Evitar el humo del cigarrillo, ya sea como fumador activo o pasivo.
2. Ejercitarse regularmente. Se fortalece al corazón y como un bono, se fortalece la mente.
3. Lo que comemos importa, y mucho. Una dieta rica en frutas, vegetales y granos enteros nos ayuda a mantenernos saludables.
4. Disminuir la presión arterial. Mientras más tenga que trabajar el corazón, peor será para la longevidad del mismo. 
5. Mantener un control sobre los niveles de colesterol en sangre.
6. Ser dulce por fuera, no por dentro. Niveles elevados de azúcar en sangre daña los vasos sanguíneos y los tejidos, además de aumentar el riesgo de desarrollar diabetes.

La dieta puede influir en el estado de ánimo (revista.consumer.es)


A pesar de que el cerebro sólo representa el 2-3% del peso corporal total, es responsable del consumo del 20% de la energía que extraemos de los alimentos. Su funcionamiento requiere tan sólo de oxígeno y de glucosa, sin embargo, son necesarios otros nutrientes para el desarrollo de funciones de la mente como la memoria, la concentración, el pensamiento? que tienen su sede en el cerebro. Una alimentación desequilibrada puede producir carencias específicas de vitaminas o minerales que se manifiestan mediante síntomas o sensaciones como apatía, desgana, irritabilidad, nerviosismo, cansancio, falta de atención, fallos de memoria, de concentración e incluso depresión. 

Nutrientes del sistema nervioso

Ciertos componentes de los alimentos desempeñan una labor específica en el funcionamiento del cerebro y de las neuronas (células especializadas del sistema nervioso que producen y trasmiten el impulso nervioso) y el cerebro los requiere en buena cantidad, dado que alberga más del 90% de las neuronas del cuerpo.

Los hidratos de carbono, fuente de glucosa

La glucosa, molécula en la que se descomponen los hidratos de carbono, es el nutriente energético que preferentemente el cerebro utiliza, de ahí que resulte esencial mantener estable su nivel en sangre (conocido como glucemia). Esto se consigue consumiendo con la frecuencia adecuada alimentos ricos en hidratos de carbono complejos -como pan, arroz y otros cereales, pasta, patatas y legumbres- y simples -como frutas, azúcar, miel y alimentos dulces en general-.

Se aconseja que los hidratos de carbono complejos prevalezcan sobre los simples porque permiten que la glucosa se libere paulatinamente y se mantenga estable la glucemia. Además, la distribución de la alimentación en varias tomas, es decir, comer 4 ó 5 veces al día, a horas regulares, y no dejar pasar más de 3-4 horas entre comidas, ayudan a mantener estable la glucemia.

También conviene romper el ayuno nocturno, bien con un buen desayuno bien con un almuerzo equilibrado, y en estas ingestas no pueden faltar los hidratos de carbono. Una hipoglucemia mantenida durante horas puede ser la causa del nerviosismo, la irritabilidad, el cansancio, la falta de concentración o los mareos, entre otros síntomas, que experimentan muchas personas durante la mañana si no se han alimentado bien.

El triptófano

La serotonina, también llamada hormona del humor, es un neurotransmisor (mensajero químico) relacionado con el sueño saludable, el estado de ánimo y el buen humor, y su concentración en el cerebro es directamente proporcional a la concentración de triptófano en el plasma y el cerebro. Los neurotransmisores son compuestos químicos que producen excitación entre las neuronas, lo que hace que éstas se comuniquen entre sí y trasmitan los mensajes. Diversas investigaciones han confirmado que la serotonina es muy abundante en los lugares del cerebro que dirigen el estado de ánimo y el afecto, y por tanto, los cambios en los niveles de serotonina afectan al ánimo. Esta sustancia también actúa como el reloj interno de nuestro cuerpo, y determina nuestros ciclos de sueño y de vigilia. 

El triptófano es un aminoácido esencial, es decir, un componente de las proteínas que ha de ser aportado necesariamente a través de la alimentación. A través de complejos ciclos metabólicos se transforma en serotonina; y en esta conversión participa también la vitamina B6.
Alimentos ricos en triptófano: huevos, lácteos, pescados, carnes, legumbres (soja), frutos secos, frutas (plátano, piña, aguacate).

Vitaminas del grupo B

Las vitaminas del grupo B son las que más influyen en el buen funcionamiento del cerebro y del sistema nervioso en su conjunto.
  • B1 o tiamina. La tiamina juega un papel fundamental en el metabolismo de los hidratos de carbono, por lo que su carencia afecta sobre todo a los tejidos que dependen mucho de este suministro energético, como el cerebro. Un consumo excesivo de alimentos dulces (azúcar, chocolate, bollería, repostería, pastelería, chucherías?) puede reducir las reservas de vitaminas B1, y esta es una de las razones por la que conviene moderar el consumo de estos alimentos superfluos. La escasez de esta vitamina produce irritabilidad nerviosa, falta de concentración y de memoria, y puede ser causa de depresión. Abunda en: soja fresca, germen de trigo, carnes, pescados, frutos secos (nuez del Brasil, anacardo, pipas?), legumbres o cereales integrales, especialmente en la avena.
  • B6 o piridoxina. Interviene en diversos aspectos del metabolismo y la biosíntesis de diversos neurotransmisores -entre ellos la serotonina a partir de triptófano-, y en la formación de las vainas de mielina de las neuronas, aislamiento necesario para que las neuronas y las fibras nerviosas puedan transmitir correctamente las señales y, por tanto, las órdenes de nuestro cerebro a los músculos del cuerpo. Su aporte deficiente puede causar irritabilidad, nerviosismo, fatiga e incluso depresión.
    Encontramos esta vitamina en: germen de trigo, sesos y vísceras, pescado azul, quesos curados, frutos secos, cereales integrales, legumbres, levadura de cerveza.
  • B12: Interviene en el buen funcionamiento del sistema nervioso, por lo que su deficiencia produce trastornos neurológicos, como neuropatía sensitiva con irritabilidad y depresión. Los alimentos de origen animal son las fuentes dietéticas de esta vitamina, y destacan: hígado y vísceras, pescado azul (sardinas), solomillo, paté de hígado, huevos y queso.

Ácidos grasos esenciales

Los ácidos grasos esenciales, linoleico y linolénico, son necesarios para el desarrollo y funcionamiento del sistema nervioso y del cerebro por su abundancia en la membrana de las neuronas.
Un aporte adecuado de ácidos grasos esenciales se consigue consumiendo aceite de semillas, frutos secos, germen de cereales, aguacate, margarina 100% vegetal, cereales integrales, soja y aceite de hígado de bacalao, o complementos dietéticos como el aceite de onagra y el germen de trigo.

Fosfolípidos

Los fosfolípidos son una mezcla compleja de grasas, ácidos grasos esenciales, ácido fosfórico y dos vitaminas del grupo B como la colina y el inositol.

Estas sustancias forman parte de la membrana de todas las células, incluidas las neuronas, por lo que es preciso una concentración adecuada de estos compuestos en el organismo para el buen funcionamiento celular.

Abundan en: hígado, sesos, corazón y yema de huevo.

Hierro

Las células cerebrales utilizan hierro para su funcionamiento normal a cualquier edad y este mineral interviene en la función y síntesis de neurotransmisores. Por ello, la deficiencia en hierro se relaciona con menor capacidad de concentración, de atención y de memoria y menor rendimiento escolar o laboral.

Los alimentos más ricos en hierro son: almejas, berberechos y similares, levadura, morcilla, vísceras (hígado, riñón), germen de trigo, foie gras, carnes (sobre todo de caballo), pescados, legumbres, frutos secos o cereales integrales. Los alimentos vegetales contienen hierro de menor absorción por el organismo. No obstante, combinándolos con alimentos ricos en vitamina C o en proteínas, aumenta la absorción orgánica de este mineral.

Excitantes y relajantes

Además de los alimentos que nutren y favorecen el funcionamiento normal del sistema nervioso, también hay otros que contienen sustancias excitantes que pueden acelerar su actividad provocando nerviosismo o agravando la excitación. 

El estimulante por excelencia es la cafeína, un alcaloide abundante en el café, el té (teína), las bebidas de cola, el cacao y el chocolate (teobromina). El ginseng también es un potente excitante y se añade a ciertas bebidas estimulantes o se consume como complemento. Asimismo, el alcohol que contienen en mayor o menor cantidad las bebidas alcohólicas altera al sistema nervioso porque es un potente tóxico para las neuronas. 

Las sustancias estimulantes excitan pero no nutren y, aunque momentáneamente pueden proporcionar cierta ayuda, su uso continuado y exagerado acaba produciendo desgaste nervioso, agotamiento y falta de adaptación al estrés.

Para combatir el exceso de nerviosismo, se debe asegurar que el tejido nervioso esté bien nutrido, incluyendo alimentos ricos en los nutrientes descritos (hidratos de carbono, triptófano, vitaminas del grupo BB, hierro y fosfolípidos). 

En estos casos, además de revisar que la dieta sea equilibrada, se aconseja incluir alimentos integrales, cereales como la avena, frutos secos, legumbres, aceite de semillas y complementos dietéticos como la levadura de cerveza, el germen de trigo o la lecitina de soja. También se puede hacer uso (siempre consultando a una persona experta) de plantas que contienen sustancias que ralentizan la función nerviosa y proporcionan al organismo la sensación de relajación esperada. Algunas plantas relajantes: avena, azahar, espino albar, melisa, pasiflora, valeriana, tila.

Saturday, April 14, 2012

El sueño alivia los recuerdos traumáticos (BBC)

 

Científicos en Estados Unidos descubrieron que dormir ayuda al cerebro a procesar las experiencias emocionales y a aliviar los recuerdos traumáticos.

Hombre durmiendo
El sueño ayuda al cerebro a procesar eventos traumáticos.

En experimentos con individuos sometidos a escáneres cerebrales los investigadores de la Universidad de California, en Berkeley, descubrieron que las señales químicas que producen estrés se "apagan" durante el sueño.
Esto ocurre durante una fase conocida como "sueño de movimientos oculares rápidos" o REM, en la cual se presentan con mayor frecuencia los sueños o ensoñaciones.

Los investigadores, que publican el estudio en Current Biology, llevaron a cabo experimentos en los que se mostró a voluntarios varias imágenes inquietantes durante dos sesiones.

Descubrieron que los que pudieron dormir bien entre una sesión y otra lograron procesar mejor la reacción emocional que produjeron las imágenes la segunda vez.

Los resultados, dicen los científicos, muestran que hay un vínculo entre el sueño y los recuerdos.

Y explican porqué las personas con trastorno por estrés postraumático (TEPT), como los veteranos de guerra, tienen tantas dificultades para recuperarse de las experiencias dolorosas y sufren pesadillas recurrentes.

El estudio también ofrece información valiosa sobre porqué soñamos.

Sueño REM

La mayoría de la gente tiene que enfrentar eventos traumáticos en algún momento de su vida y, para algunos, estos eventos pueden producir TEPT.

Esta enfermedad puede provocar en la persona graves perturbaciones incluso mucho tiempo después de ocurrido el evento.

Hay evidencia importante de que el 20% de nuestro sueño, que forma la fase REM, juega un papel significativo en el procesamiento de recuerdos recientes.

Y los científicos creen que si se logra entender mejor este proceso se puede eventualmente ayudar a los pacientes con TEPT.
"Al procesar las experiencias emocionales previas en este ambiente neuroquímicamente seguro -de baja norepinefrina- durante el sueño REM, despertamos al día siguiente y la fuerza emocional de esas experiencias se ve suavizada" - Dr. Matthew Walker
Para el estudio los investigadores reclutaron a 35 voluntarios y los dividieron en dos grupos.

Después de mostrarles 150 imágenes inquietantes diseñadas para provocar una reacción emocional, permitieron que uno de los grupos tuviera una noche de "buen sueño".

Mientras dormían se les sometió a escáneres de MRI para medir el flujo sanguíneo en el cerebro, lo cual es un método para observar qué regiones del cerebro están más activas.
Después volvieron a enseñarles las mismas imágenes por segunda vez.

Los resultados mostraron que al ver las imágenes por segunda vez aquellos que durmieron apropiadamente mostraron menos actividad en la amígdala, la región del cerebro asociada con las emociones, y más actividad en la corteza prefrontal, la región asociada al pensamiento racional.

Los que no durmieron mostraron una respuesta "mucho más emocional" al volver a ver las imágenes.

Los investigadores creen que los cambios químicos que ocurren en el cerebro durante el sueño REM explican cómo el organismo logra procesar mejor el estrés.

"Sabemos que durante el sueño REM hay una marcada disminución en los niveles de norepinefrina (noradrenalina), un compuesto químico cerebral asociado al estrés" explica el doctor Matthew Walker, quien dirigió el estudio.

"Al procesar las experiencias emocionales previas en este ambiente neuroquímicamente seguro -de baja norepinefrina- durante el sueño REM, despertamos al día siguiente y la fuerza emocional de esas experiencias se ve suavizada".

"Nos sentimos mejor sobre esos eventos y pensamos que podemos enfrentarlos" agrega el científico.

Pero el doctor Roderick Orner, especialista en psicología clínica, explica a la BBC que aunque se cree que el sueño juega un papel crucial en el procesamiento de recuerdos traumáticos, es probable que haya muchos otros factores que causan el TEPT en los pacientes.

"En casos de trauma más severo podría ser muy difícil para el paciente procesar esas experiencias durante el sueño, especialmente si el evento ha tenido un impacto importante en la vida diaria de la persona" expresa el experto.

La dificultad para dormir puede causar problemas de memoria (BBC)

 Se sabe que las dificultades para dormir pueden tener un efecto psicológico negativo que es inmediato, como por ejemplo el estrés, la irritabilidad y ansiedad.

Insomnio
 La calidad y cantidad de sueño puede conducir al riesgo de problemas de memoria a largo plazo.

Pero ahora una nueva investigación en Estados Unidos encontró que la falta de sueño también puede causar daños a más largo plazo.
Según el estudio presentado en la conferencia anual de la Academia Estadounidense de Neurología, que se celebra en Nueva Orleans, la cantidad y calidad de sueño que obtenemos cada noche puede tener un impacto en la memoria y el riesgo de enfermedad de Alzheimer más tarde en la vida.

Los investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington, siguieron a 100 personas durante dos semanas para medir cómo y cuánto dormían.

Al final del estudio encontraron que 25% de los participantes mostraban signos de los dañinos depósitos de proteína -las placas de beta-amiloide- en el cerebro que, se cree, son un signo previo a la aparición de Alzheimer.

Y quienes mostraron un mayor nivel de estas acumulaciones fueron los participantes que dormían de forma "menos eficiente", los que despertaban continuamente durante la noche.

"El sueño interrumpido parece estar asociado con la acumulación de placas amiloides, un signo característico de la enfermedad de Alzheimer, en los cerebros de personas que no presentan problemas de memoria", explica el doctor Yo-El Ju, quien dirigió el estudio.

"Ahora necesitamos llevar a cabo más estudios para determinar porqué ocurre esto y si los cambios en los patrones de sueño pueden predecir el deterioro cognitivo".

"Nuestro estudio establece la base para investigar si la manipulación del sueño es una posible estrategia para la prevención o retraso de la enfermedad de Alzheimer", agrega el investigador.

Impacto cerebral

Estudios en el pasado han mostrado que el cansancio que produce la falta de sueño hace a las personas irritables e incapaces de funcionar apropiadamente en sus actividades diarias.

El cansancio crónico puede conducir a depresión o acentuar los problemas de estrés y ansiedad.
"Nuestro estudio establece la base para investigar si la manipulación del sueño es una posible estrategia para la prevención o retraso de la enfermedad de Alzheimer" - Dr. Yo-El Ju
Las investigaciones también muestran que las dificultades para dormir reducen nuestras capacidades cognitivas, como la toma de decisiones o resolución de problemas.

Y a corto plazo también la memoria resulta afectada por la falta de sueño.

Pero todos estos son efectos inmediatos después de una noche sin dormir.

La nueva investigación encontró que el impacto más importante parece ser a largo plazo.
En el estudio participaron 100 personas de entre 45 y 80 años, ninguna de las cuales tenía demencia.

La mitad, sin embargo, mostraba un historial familiar de riesgo de Alzheimer.

Para medir su cantidad y calidad de sueño durante las dos semanas del estudio, los investigadores colocaron un dispositivo en los participantes y les pidieron que escribieran un diario de sueño y respondieran a cuestionarios.

El promedio de tiempo que cada persona había pasado en la cama durante el estudio fue de ocho horas, pero el promedio de tiempo de sueño fue de 6,5 horas debido a los periodos cortos que habían despertado durante la noche.

Los resultados mostraron que las personas que se habían despertado cinco o más veces cada hora durante la noche tenían más probabilidad de presentar placas amiloides que los que habían dormido de forma continua.

Se encontró asimismo que quienes habían dormido de forma "menos eficiente" tenían más probabilidad de presentar los marcadores de las primeras etapas de enfermedad de Alzheimer que quienes dormían mejor.

Es decir, los que habían dormido menos del 85% del tiempo que pasaron en la cama tenían más probabilidad de presentar las placas amiloides que los que pasaron más de 85% de ese tiempo dormidos.

Los científicos no saben, sin embargo, si la falta de sueño conduce a la formación de placas amiloides o viceversa.

Tal como expresa el doctor Ju, "necesitamos estudios a más largo plazo, que den un seguimiento durante años al patrón de sueño de los individuos, para determinar si el sueño interrumpido conduce a las placas amiloides o si los cambios en el cerebro en las primeras etapas de Alzheimer conducen a los cambios en los patrones de sueño".

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