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Sunday, October 20, 2013

¿Qué diferencia hace una hora más de sueño? (BBC)


El británico promedio duerme seis horas y media cada noche, de acuerdo con el Sleep Council de Reino Unido, una organización dedicada a mejorar la experiencia de sueño con financiamiento de la industria de fabricantes de camas. El periodista científico de la BBC Michael Mosley participó en un experimento inusual para averiguar si esto es suficiente.

Hace tiempo se sabe que el número de horas de sueño de que disfrutan las personas declina con la edad.
Esto sucede por varias razones, entre ellas que vivimos en una cultura que propicia la creencia de que dormir es un lujo, algo que fácilmente puede recortarse si hace falta. Después de todo, para eso es la cafeína: para despertarte de un sacudón. Pero mientras el promedio de sueño que obtenemos ha caído, las tasas de obesidad y diabetes se han disparado. ¿Es posible que haya una conexión entre estos hechos?

Queríamos averiguar qué efecto tendría incrementar sólo 60 minutos el promedio de horas de sueño. Así que le pedimos a siete voluntarios, quienes normalmente duermen entre 6 y 9 horas, que se prestaran para un estudio en el Centro de Investigación de Sueño de la Universidad de Surrey, en el Reino Unido.

Los voluntarios fueron distribuidos aleatoriamente en dos grupos. A uno se le pidió dormir seis horas y media; al otro, siete horas y media. Una semana después, los investigadores tomaron muestras de sangre e intercambiaron los grupos: se le otorgó una hora más de sueño a los que durmieron menos y viceversa.

Mientras esperábamos ver qué efecto tendría esto, fui al hospital John Radcliffe de la ciudad de Oxford para aprender qué pasa realmente cuando dormimos.

En el Centro de Sueño me conectaron a un electroencefalograma portátil, un aparato que mide la actividad cerebral. Entonces, sintiéndome ligeramente ridículo, fui a casa y dormí mis siete horas y media.

Trabajo de archivo

Al día siguiente fui a la oficina de la doctora Katharina Wulff para discutir que había pasado dentro de mi cabeza aquella noche.

El periodista Michael Mosley en el experimento de sueño
Mosley cayó profundo; pero eso no significa que descansó.

Lo primero que notó es que había caído rápidamente en un estado de sueño profundo. Puede parecer que descansé mucho, pero durante el sueño profundo nuestros cerebros en realidad trabajan muy duro.

Una de las principales cosas que hace el cerebro es pasar recuerdos del archivo temporal al archivo de largo plazo, de manera que tengamos más espacio para recuerdos de corto plazo al día siguiente. Si no duermes en forma adecuada, estos recuerdos se pierden.

Usted podría pensar: "Voy a dormir menos entre semana y recupero el sueño el fin de semana". Desafortunadamente, no funciona así, porque los recuerdos deben ser consolidados en un plazo de 24 horas.

En virtud de esto, es importante que si usted está estudiando o va a rendir un examen, se asegure de que duerma en forma razonable. En un estudio, quienes no lo hicieron tuvieron resultados inferiores al de sus contemporáneos en un 40%.

El sueño profundo sólo dura unas horas. Los resultados de mi electrodo mostraron que durante la noche mi cerebro pasó por múltiples fases de otro tipo de actividad, llamada sueño MOR, o de Movimientos Oculares Rápidos (REM, por sus siglas en inglés).
"El mensaje claro de este experimento es que si usted está durmiendo menos de siete horas cada noche y puede alterar sus hábitos de sueño, así sea sólo un poco, podría repercutir positivamente en su salud. Duerma hasta tarde, le hará bien"
"Esta es la fase en que generalmente estás paralizado, no te puedes mover", me explicó Wulff. Pero los músculos de los ojos no están paralizados; de ahí que se le llame sueño MOR.

Durante el sueño MOR suceden cosas extraordinarias. Uno de los químicos relacionados con el estrés, la noradrenalida, se apaga. Es el único momento, en el día o en la noche, en que esto pasa. Nos permite permanecer calmados mientras el cerebro reprocesa las experiencias del día y nos ayuda a manejar eventos emocionales particularmente difíciles.

Obtenemos más sueño MOR en la última mitad de la noche. Lo que significa que si a uno lo despiertan de manera inesperada, puede que el cerebro no haya manejado todas las emociones, lo cual puede dejar una estela de estrés y ansiedad. Tomar alcohol tarde en la noche no es una buena idea porque reduce el sueño MOR mientras el cuerpo lo procesa.

Cientos de genes afectados

De regreso en la Universidad de Surrey, nuestros voluntarios habían completado la segunda semana del experimento. Queríamos conocer el efecto de cambiar de un patrón de seis horas y media de sueño a uno de siete horas y media, y al revés.

Perro dormido sobre las piernas de un hombre
Pequeños cambios en el patrón de sueño pueden producir una enorme diferencia.

Las pruebas de computadora revelaron que la mayoría encontraron difíciles las tareas que requerían agilidad mental si habían dormido menos, pero los resultados más destacados salieron de los exámenes de sangre.

El doctor Simon Archer y su equipo en la Universidad de Surrey estaban particularmente interesados en identificar qué genes se "apagaban" o "prendían" en nuestros voluntarios como resultado de cambios en su patrón de sueño.

"Encontramos que unos 500 genes estaban afectados", explica Archer. "Algunos iban hacia arriba y otros hacia abajo".

Lo que descubrieron fue que cuando los voluntarios dormían una hora menos, los genes asociados con procesos como inflamación, respuesta inmune y respuesta al estrés se volvían menos activos. El equipo también notó un incremento en la actividad de los genes asociados con la diabetes y el riesgo de cáncer. Lo contrario ocurría cuando se añadía una hora de sueño.

Así que el mensaje claro de este experimento es que si usted está durmiendo menos de siete horas cada noche y puede alterar sus hábitos de sueño, así sea sólo un poco, esto podría repercutir positivamente en su salud. "Duerma hasta tarde, le hará bien", es la clase de mensaje en materia de salud que no se producen muy frecuentemente.

Saturday, June 15, 2013

Una música para cada actividad


Daniel J. Levitin, exproductor musical de grandes figuras como Stevie Wonder o Carlos Santana, neurocientífico y actual director del Laboratory for Music Perception, Cognition and Expertise de la Universidad McGill, en Montreal (Canadá), confeccionó no hace mucho una exhaustiva lista de recomendaciones sobre qué género musical es más apropiado para realizar cada actividad cotidiana. Así, asegura que mientras leemos o estudiamos asignaturas como Historia o Literatura, la música clásica, el jazz, el blues y el tecno favorecen la concentración.

Si lo que queremos es aumentar el rendimiento mientras hacemos ejercicio, una buena opción sería oír I Feel Good de James Brown, con 146 bpm (pulsos por minuto), casi el mismo ritmo que el single de Madonna titulado Hung up, también recomendado por Levitin. Antes de ir a dormir conviene bajar a 60-70 bpm, con piezas como la Canción de cuna de Brahms. La música de Beethoven, sin embargo, no es una buena opción cuando pretendemos relajarnos.


Consejos para la buena salud (vidaysalud.com)


Cambiar algunos hábitos diarios puede significar la diferencia entre tener buena salud y estar enfermos.

El tener una buena salud es crucial para llevar una vida feliz y placentera. El estar sano significa que nuestro cuerpo funciona de forma normal y que no hay nada fuera de balance. Estar sano es también tener una mente equilibrada y en armonía con el cuerpo. Muchas veces, por la velocidad de la vida que llevamos, nos olvidamos que la salud es un tesoro. Sólo la valoramos cuando nos enfermamos.

Los hábitos saludables son, en gran parte, los que determinan que tengas buena salud. Y cuando me refiero a hábitos, hablo precisamente de aquello que haces todos los días: dormir, comer, mantenerte hidratado, hacer ejercicio, bañarte, protegerte del sol. El buen desarrollo de estos hábitos seguramente te ayudará a tener una vida más larga y más sana. Hagamos un recorrido por estos consejos para tener una buena salud.

Come frutas y verduras: Lo ideal es comer nueve porciones de frutas y vegetales al día. Pero si, ya sé que estás abriendo los ojos porque te parece mucho. Entonces ahí va: cinco. Come cinco porciones de frutas y vegetales al día y te salvarás de varias visitas al médico. Un estudio realizado en la Universidad de Harvard dice que esta cantidad suministra los antioxidantes y la fibra necesarios para reducir las enfermedades cardíacas y para mantener un peso sano. (Una porción equivale aproximadamente a la mitad de una fruta, o media taza de frutas, o media taza de vegetales)

 

Haz ejercicio: Lo ideal sería 30 minutos de ejercicio cardiovascular (o más) 5 días o más a la semana. Pero como ya sé que a veces te cuesta levantarte del sofá, pues ahí te va una dosis más manejable: ¿qué tal 17 minutos al día? Esto equivale a dos horas a la semana. ¡Y ni siquiera tienes que hacerlo seguidito! Puedes dividirlo en segmentos. Y los beneficios son infinitos: corazón sano, peso adecuado, músculos tonificados, estar de muy buen humor…etc., etc…
 

Duerme: Si eres de los que siempre duerme entre 7 y 8 horas diarias, vas por el camino correcto. Unos estudios recientes indican que los que tienen problemas para dormir o duermen menos 7 horas, están incrementando su riesgo de sufrir hipertensión, enfermedades cardíacas y hasta diabetes. Nuestro cuerpo necesita descansar y recargar sus energías para tener buena salud.


Mantente hidratado: Antes se decía que ocho era el número mágico de vasos de agua al día que se debían tomar. Ahora se sabe que no es necesario beber ocho, pero toma líquidos con las comidas y cada vez que sientas sed. Bebe más si haces ejercicio o hace mucho calor. Los únicos que no pueden depender de la sed para beber agua son los niños pequeños y los ancianos porque en ellos el mecanismo de la sed no funciona bien y tienen que acordarse de beber. No sé si sabías, pero el cuerpo está hecho de agua y necesita de este líquido para funcionar. Otras fuentes de líquido son las frutas, la sopa, el té y los vegetales. Recuerda, agua=buena salud.
 

Lávate las manos: idealmente con agua y jabón, usando el jabón mínimo durante 15 segundos. Varios estudios han demostrado que el lavarse las manos con agua y jabón elimina más del 90% de los microbios que causan infecciones y que pueden alterar tu buena salud. Lávate las manos siempre después de ir al baño, al tocar a alguien que está enfermo, y cuando cocinas. Especialmente cuando tocas carne cruda y vegetales sin lavar.


 Usa bloqueador solar: Diariamente. No importa que esté nublado. Proteger tu piel de los rayos ultravioleta evitará lesiones en la piel, incluyendo cáncer. Lo ideal es un bloqueador de mínimo 15 de factor de protección.


El tener y mantener una buena salud depende en parte de nuestros hábitos. Es mejor prevenir que lamentar. Así que toma nota de estos consejos y ¡a ponerlos en práctica!


Friday, November 30, 2012

¿Por qué es inteligente hacer ejercicio? (kidshealth.org)


Probablemente habrás oído incontables veces que hacer ejercicio es "bueno para ti" pero ¿sabías que, de hecho, también puede ayudarte a sentirte bien? Hacer la cantidad adecuada de ejercicio puede aumentar tus niveles de energía e incluso ayudarte a encontrarte mejor desde el punto de vista emocional.

Efectos beneficiosos del ejercicio

Los expertos recomiendan que los adultos hagan más de 60 minutos de actividad física entre moderada y vigorosa cada día.
  • El ejercicio es bueno para todas las partes del cuerpo, incluyendo la mente. El ejercicio hace que el cuerpo produzca endorfinas, unas sustancias químicas que nos hacen sentir en paz y felices. El ejercicio puede ayudar a algunas personas a dormir mejor. También puede ayudar en los problemas de salud mental, como la depresión leve y la baja autoestima. Además, el ejercicio puede proporcionar una verdadera sensación de logro y orgullo cuando se alcanzan determinadas metas -como batir el record personal de 100 m lisos.
  • El ejercicio puede ayudar a tener mejor aspecto. La gente que practica ejercicio quema calorías y se ve más enjuta que la que no lo practica. De hecho, hacer ejercicio es una de las mejores formas de mantener un peso saludable.
  • Hacer ejercicio para mantener un peso saludable también reduce el riesgo de desarrollar determinadas enfermedades, incluyendo la diabetes tipo 2 y la hipertensión arterial. Estas enfermedades, que solían ser propias de los adultos, cada vez son más frecuentes en los adolescentes.
  • El ejercicio ayuda a envejecer bien. Las mujeres son especialmente proclives a un trastorno denominado osteoporosis (debilitamiento de los huesos) cuando se hacen mayores. Los estudios han constatado que los ejercicios que implican cargar el propio peso, como correr o andar deprisa, ayuda a las chicas (¡y a los chicos!) a mantener fuertes los huesos.
Una rutina de ejercicio físico bien equilibrada consta de tres componentes: ejercicio aeróbico, ejercicios de fuerza y ejercicios de flexibilidad.

Ejercicio aeróbico

Como cualquier otro músculo, a tu corazón le gusta estar en forma. Y tú le puedes ayudar a lograr su objetivo practicando ejercicios aeróbicos. Por ejercicio aeróbico, entendemos cualquier tipo de ejercicio que hace que el corazón lata más deprisa y que los músculos utilicen oxígeno (te darás cuenta de que tu cuerpo está utilizando oxígeno porque respirarás más deprisa).

Si practicas este tipo de ejercicios regularmente, se te hará más fuerte el corazón y el oxígeno te llegará mejor (a través de los glóbulos rojos) a todas las partes del cuerpo.

Además de estar activo cada día, los expertos recomiendan que los adolescentes hagan por lo menos tres sesiones de 60 minutos de actividad física vigorosa cada semana. Si formas parte de un equipo deportivo, probablemente estás haciendo más ejercicio del indicado en esta recomendación, lo que es genial. Algunos de los deportes de equipo que proporcionan un importante entrenamiento aeróbico son la natación, el baloncesto, el fútbol, el balonmano, el jockey y el remo.

Pero, si no practicas ningún deporte de equipo, no te preocupes; hay multitud de formas de hacer ejercicio aeróbico, sea a solas o en grupo. Esas formas incluyen ir en bici, correr, nadar, bailar, patinar, practicar esquí de travesía, hacer montañismo y andar deprisa. De hecho, es más fácil seguir practicando los tipos de ejercicios que se practican a solas al finalizar los estudios secundarios e iniciar los universitarios, lo que facilita mantenerse en forma durante la etapa adulta.

Ejercicios de fuerza

El corazón no es el único músculo que se beneficia de la práctica regular de ejercicio -a la mayoría de los demás músculos de tu cuerpo también les va bien hacer ejercicio. Si utilizas los músculos y los fortaleces, podrás estar activo durante períodos de tiempo más largos sin agotarte. Los músculos fuertes también tienen la ventaja de ayudar a proteger las articulaciones durante la práctica del ejercicio y a prevenir las lesiones. Además, el músculo quema más energía que la grasa cuando una persona está en reposo, de modo que el hecho de desarrollar los músculos te ayudará a quemar más calorías y a mantener un peso saludable.

Distintos tipos de ejercicios fortalecen distintos tipos grupos musculares, por ejemplo:
  • Para fortalecer los brazos, prueba el remo o el esquí de travesía. Las flexiones, aquellas viejas amigas de las clases de gimnasia, también son buenas para desarrollar los músculos de los brazos.
  • Para fortalecer las piernas, prueba correr, ir en bici, el remo, o patinar.
  • Para tonificar los músculos abdominales, no olvides el remo, las clases de pilates y el yoga, y los abdominales.

Ejercicios de flexibilidad

Fortalecer el corazón y los demás músculos no es la única meta importante de hacer ejercicio. El ejercicio también ayuda a mantener el cuerpo flexible, lo que significa que los músculos y las articulaciones se estiran y doblan con facilidad. Las personas flexibles no tienen que preocuparse tanto por las distensiones y los esguinces. La flexibilidad también puede ayudar a mejorar el rendimiento deportivo. Algunas actividades, como el baile o las artes marciales, es obvio que requieren una gran flexibilidad, pero la flexibilidad también puede ayudar a rendir más en otros deportes, como el fútbol o la natación.

Los deportes y actividades que fomentan la flexibilidad son fáciles de encontrar. Muchos centros de enseñanza secundaria tienen programas de gimnasia. Las artes marciales como el kárate también ayudan a trabajar la flexibilidad. El ballet, las clases de pilates y el yoga son buenas opciones. Hacer ejercicios de calentamiento antes de entrenar y ejercicios de estiramiento sencillos al final de la sesión de entrenamiento también ayuda a desarrollar la flexibilidad.

¿Qué es adecuado para mí?

Una de las principales razones de que la gente abandone los programas de ejercicios es la falta de interés. Si lo que estás haciendo no es divertido, es difícil que lo sigas haciendo. La buena noticia es que puedes probar multitud de deportes y actividades hasta dar con el que te más te inspire.

A la hora de elegir el ejercicio adecuado para ti te puede ayudarte reflexionar sobre cuál es tu personalidad deportiva. Por ejemplo, ¿te gusta hacer ejercicio solo y sin tener que adaptar tu horario al de otras personas (en cuyo caso, tal vez te irían bien los deportes que se practican a solas, como el ciclismo o el snowboard), o te gusta la motivación compartida y el compañerismo asociados al hecho de formar parte de un equipo?

También deberás considerar los aspectos prácticos, como si la actividad que has elegido es asequible a tu bolsillo y accesible (por ejemplo, actividades como montar a caballo son más difíciles para las personas que viven en una ciudad) y cuánto tiempo puedes dedicar a la actividad.

Es una buena idea conversar con alguien que entiende sobre ejercicios como un entrenador o un asistente de gimnasio. El o ella pueden ayudarte a empezar un plan de ejercicios que sea adecuado a tu estado físico.

Otra cosa a tener en cuenta es el tema de tu estado de salud física y como el ejercicio puede afectarla. Los médicos saben muy bien que a la gente le hace bien el ejercicio de condicionamento, incluso aquellos con minusvalía física o con enfermedades crónicas como el asma. De todos modos si tienes un trastorno de salud u otros temas a considerar (como sobrepeso o mal estado aeróbico) habla con tu médico antes de comenzar el plan de ejercicios. Así puedes saber de antemano que ejercicios evitar.

Pasarse de la raya

Como ocurre con todas las cosas buenas, es posible pasarse de la raya con el ejercicio. A pesar de que el ejercicio es una forma maravillosa de mantener un peso saludable, hacer demasiado ejercicio para perder peso no es saludable. El cuerpo necesita suficientes calorías para funcionar correctamente. Recuerda que todavía estás en período de crecimiento y que seguirás creciendo durante toda la adolescencia. Necesitarás energía como combustible para completar el proceso de crecimiento.

Hacer demasiado ejercicio con la intención de quemar calorías y perder peso puede ser un signo de algunos trastornos de la conducta alimentaria. Si tienes cualquier duda sobre cuánto ejercicio deberías hacer, habla con el personal de enfermería de tu centro de enseñanza o con tu médico de cabecera. Y si alguna vez tienes la sensación de que el ejercicio te está dominando en vez de al contrario, habla con tu médico, uno de tus padres u otro adulto de confianza.

También es posible caer en el error del sobre-entrenamiento-algo a lo que que los jóvenes atletas necesitan prestar atención. Por ejemplo si te dedicas a un deporte practica como máximo 5 días por semana y tomate al menos 2-3 meses de descanso por año. Tu puedes entrenar mas que eso siempre y cuando lo hagas en un deporte diferente (ejemplo natación y ciclismo si eres jugador de fútbol).

Participar en más de una actividad deportiva puede ayudar al joven atleta a desarrollar diferentes habilidades y a evitar lesiones. Recuerda que no debes hacer ejercicio mientras sufres de dolor. Además si sufres una lesión traumática asegúrate de darte suficiente tiempo para curarte. Tu cuerpo-y tu rendimiento- te lo agradecerán.

Teniendo en cuenta los efectos beneficiosos que reporta al corazón, los músculos, las articulaciones y la mente, es fácil ver por qué es inteligente hacer ejercicio. Una de las mejores cosas del ejercicio es que nunca es demasiado tarde para empezar. Y no olvides que cosas tan nimias como dar un corto paseo en bici o pasar el rastrillo por el jardín pueden considerarse formas de hacer ejercicio cuando se está empezando. Hasta pasear al perro cuenta como parte de los 60 minutos de ejercicio diario (y el veterinario te dirá que los animales necesitan hacer ejercicio igual que los humanos, o sea que, si tu perro está pasado de peso, él también se beneficiará de tu dedicación).

Si actualmente haces ejercicio, síguelo haciendo durante la etapa adulta (esto suele ser lo más complicado debido a lo ocupados que suelen estar los adultos con los estudios y sus carreras profesionales).

Actualizado por: Mary L. Gavin, MD
Fecha de la revisión: julio de 2012

Thursday, November 15, 2012

Aprender a Estudiar (laguia2000.com)

Contrariamente a lo que la mayoría se imagina, estudiar se puede convertir en algo placentero y productivo con menos esfuerzo y mejor resultado, que trasciende la obtención de una nota y que aspira a incorporar y procesar los conocimientos para utilizarlos como base para la creatividad.
 
Se trata de aprender a modificar hábitos de comportamiento nocivos que obstaculizan los propósitos de los estudiantes y atentan contra el rendimiento en sus estudios.

1) Dormir lo necesario. El cuerpo tiene un mejor funcionamiento y la mente está más alerta si se tienen en cuenta sus ritmos biológicos de sueño y vigilia.

2) No ir a clase con el estómago vacío. El cuerpo y la mente necesitan calorías para poder prestar atención y sentirse fuerte.

3) Cuidar la presencia personal. Estar presentable da seguridad y predispone mejor a los profesores

4) Llevar a clase todo lo necesario. No se puede desperdiciar energía ni perder información importante porque están buscando a alguien que les preste lo que necesitan.

5) Conseguir los libros o los apuntes que recomiendan los profesores.

6) Evitar las llegadas tarde y las ausencias a clase. La información que se pierde cuando no estamos en clase nos priva de elementos muy importantes a la hora de los exámenes. Los profesores pretenden principalmente que recuerden lo que dijo en clase.

7) Elegir los primeros asientos. La distancia es inversamente proporcional al interés. Cuanto más lejos del profesor mayores las oportunidades para distraerse. Se ahorrarían horas de estudio si concentraran la atención en la clase, se interesaran en los temas, y se involucraran participando con preguntas y opiniones con fundamente.

8) Tomar buenos apuntes en clase. En el nivel secundario los profesores dictan pero en el terciario no, igualmente se puede tomar buenos apuntes de los conceptos que generalmente son repetidos reiteradas veces.

9) Participar en clase. Existen dos maneras: haciendo preguntas y dando opiniones con fundamento. Hacer una buena pregunta es más difícil que contestarla, porque implica reflexionar y relacionar conceptos, además de requerir estar bien informado. No se puede preguntar sin haber leído sobre el tema. La opinión sin fundamento no tiene ningún valor, es solamente una apreciación subjetiva que no tiene sustento y por lo tanto no es digno de tenerse en cuenta. Una buena opinión exige saber algo sobre el tema.



10) Aceptar las reglas de juego. Las normas, los sistemas educativos, la metodología de enseñanza y los programas de estudio no son perfectos y pueden y deben ser mejorados; mientras tanto lo mejor será aceptar lo vigente porque toda limitación se puede trascender empezando primero por aceptarla.

11) Ser honesto. La confianza, el aprecio y la simpatía que inspira una persona honesta, difícilmente se consigue con otra virtud. No se puede ser medio honesto, hay que elegir una cosa u otra porque no se puede nadar entre dos aguas.

12) Ser coherente. No se puede pensar una cosa y decir otra. Es necesario comprometerse con una postura para poder defender con solvencia las propias convicciones.

13) Respetar la opinión ajena. Conocer otros puntos de vista aunque no se compartan amplía nuestra perspectiva y nos hace más flexibles.

14) Ser positivo, optimista y tener buen sentido del humor. Hay que aprender de los errores. El que apuesta a ganar es probable que lo logre. La tenacidad es una señal de fortaleza de carácter.

15) Ser solidario y comprensivo con los compañeros. El que quiere agradar a todo el mundo termina renunciando a él mismo. El otro merece consideración, no sólo para caerle bien sino para compartir momentos felices.

16) Respetar la propia naturaleza. Cada uno tiene un camino diferente y propio, sólo hay que estar atento y dispuesto.

17) Aprender a relacionar los conocimientos. Existen tres tipos de relaciones: relación de igualdad (dos conceptos pueden tener algo en común), relación de diferencia (dos conceptos difieren en algo que los caracteriza) y relación de influencia (un concepto tiene una influencia sobre otro y por lo tanto se relaciona).

18) Aprender para evolucionar. La ignorancia es causa del estancamiento y la falta de oportunidades. El aprendizaje tiene que estar orientado hacia el desarrollo de la creatividad.

Todo sobre el sueño


El sueño -o su falta- es probablemente el aspecto más discutido sobre el cuidado del bebé. Los padres primerizos descubren su fundamental importancia durante las primeras semanas y meses de vida del bebé. La calidad y la cantidad del sueño de un lactante afectan al bienestar de toda la familia.

Las peleas que giran alrededor del sueño es muy raro que terminen cuando el niño pasa de la cuna a la cama. Solo cambian de forma. En vez de tener que alimentarlo a las 3 de la madrugada, se pasa a las pesadillas y a las peticiones de agua a media noche.

Entonces, ¿cómo conseguir que su hijo se meta en la cama a pesar de sus llantos, gritos, tácticas de evasión y súplicas? ¿Cómo debe responder cuando su hijo le despierta a media noche? ¿Y cuánto necesitan dormir los niños?

¿Cuánto sueño es suficiente?

Todo depende de la edad el niño. Los gráficos que indican las horas de sueño que suele requerir un lactante o un niño de 2 años pueden generar dudas y preocupaciones en los padres, al no tener en cuenta las diferencias individuales. Estas cifras no son más que simples promedios de grupos extensos de niños de edades concretas.

No existe un número mágico de horas requeridas por todos los niños de un grupo de edad en concreto. Sarah, de dos años, puede dormir de 8:00 de la tarde a 8:00 de la mañana, mientras que Johny, también de dos años, está igual de alerta al día siguiente después de dormir de 9:00 de la noche a 6:00 de la mañana.

De todos modos, el sueño es muy importante para el bienestar de los niños. La relación existente entre la falta de sueño y el comportamiento del niño no siempre es evidente. Cuando un adulto está cansado, puede estar irritable y/o tener muy poca energía, pero un niño puede volverse hiperactivo, antipático y presentar comportamientos extremos.

La mayoría de necesidades de sueño caen dentro de un margen predecible de horas según la edad del niño, pero cada niño es un ser único con sus propias y específicas necesidades de sueño.

He aquí algunas cifras aproximadas de horas de sueño en función de la edad, acompañadas de tácticas para favorecer el sueño adaptadas a cada grupo de edad.

Bebés (hasta los 6 meses)

No existe una fórmula para el sueño en los recién nacidos porque sus relojes internos todavía no están completamente desarrollados. Por lo general, duermen o dormitan de 16 a 20 horas al día, divididas por igual entre el día y la noche.

Los padres deben despertar a sus recién nacidos cada 3 o 4 horas hasta que se estabilice su ganancia de peso, lo que suele ocurrir aproximadamente a las dos semanas del nacimiento. A partir de ese momento, no pasa nada si un bebé duerme durante períodos de tiempo más largos. Pero no se ilusione demasiado pronto: la mayoría de lactantes no duermen durante mucho tiempo seguido porque los despierta el hambre.

Pasadas las dos primeras semanas, los lactantes pueden dormir hasta 4 o 5 horas seguidas; esta es la cantidad aproximada de tiempo que sus pequeños estómagos pueden aguantar sin recibir alimento entre tomas consecutivas. Si un bebé duerme durante mucho tiempo seguido por la noche, probablemente querrá mamar o tomar el biberón más a menudo durante el día.

Justo cuando los padres piensan que dormir toda la noche de un tirón parece un sueño inalcanzable, las horas de sueño del bebé empiezan a concentrarse en mayor medida por la noche. A los 3 meses, un bebé promedio duerme unas 13 horas en cada período de 24 horas (4 o 5 horas de sueño durante el día, repartidas en varias siestas, y de 8 a 9 horas de sueño por la noche, generalmente con una o dos interrupciones). Aproximadamente el 90% de los bebés de esta edad duerme más por la noche, durante períodos de 5 a 6 horas de duración.

Pero es importante saber que los bebés no siempre están despiertos cuando suenan como si lo estuvieran; pueden llorar y hacer todo tipo de ruidos durante el sueño ligero. Incluso, si se despiertan por la noche, es posible que solo pasen unos minutos despiertos antes de volver a conciliar el sueño por sí solos.

Si un bebé de menos de 6 meses sigue llorando, usted deberá atenderlo. Es posible que el bebé esté realmente incómodo: hambriento, mojado, frío o incluso enfermo. Pero el hecho de levantar al bebé por la noche para cambiarlo o alimentarlo debería ser un proceso lo más rápido y silencioso posible. No le aporte ningún estímulo innecesario como hablar, jugar o encender la luz. Fomente la idea de que la noche es para dormir. Es usted quien debe trasmitirle esta disciplina y enseñarle a dormirse solo por la noche, ya que a los bebés nunca les importa qué hora es siempre y cuando se satisfagan sus necesidades.

Idealmente, se debe colocar al bebé en la cuna antes de que se duerma. Y no es demasiado pronto para establecer una rutina sencilla para la hora de dormir. Cualquier actividad relajante llevada a cabo con regularidad y siguiendo el mismo orden cada noche, puede formar parte de la rutina. Su bebé asociará esas actividades con la hora de dormir y le ayudarán a tranquilizarse.

El objetivo consiste en que el bebé sepa dormirse de forma independiente y que aprenda a calmarse y a volverse a dormir en caso de que se despierte a media noche.

De 6 a 12 meses

A los 6 meses, un lactante duerme unas 3 horas durante el día y aproximadamente de 9 a 11 horas por la noche. A esta edad, usted puede empezar a modificar su respuesta cuando el bebé se despierte y llore por la noche.

Puede dejar al bebé un poco más de tiempo para que se calme por sí solo y vuelva a quedarse dormido. Si no lo consigue, tranquilícelo sin levantarlo en brazos (hablándole con suavidad, acariciándole o frotándole la espalda) y luego márchese de la habitación del bebé, a menos que parezca enfermo. Cuando un bebé está enfermo necesita que lo levanten en brazos y lo cuiden. Si el bebé no parece enfermo y continúa llorando, la próxima vez usted podrá esperar un poco más para repetir la breve visita a su habitación.

Entre los 6 y los 12 meses, la ansiedad de separación, una fase normal del desarrollo, entra en juego. Pero las reglas sobre cómo reaccionar ante los despertares nocturnos del pequeño seguirán siendo las mismas cuando su hijo cumpla un año. Intente no levantarlo en brazos, encender la luz, cantarle, hablarle, jugar con él ni alimentarle. Todas estas actividades no permiten que el pequeño aprenda a dormirse solo y fomentan los despertares nocturnos.

De 1 a 3 años

En las edades comprendidas entre el primer y el tercer cumpleaños, la mayoría de los niños duermen un promedio de 10 a 13 horas por la noche. La ansiedad de separación o sencillamente las ganas de estar despierto con papá y mamá (y de no perderse de nada), pueden llevar a un niño a no quererse dormir por la noche. Y lo mismo puede conseguir la tendencia a llevar la contra propia de los niños de esta edad.

Los padres a veces cometen el error de pensar que, si mantienen a su hijo despierto hasta tarde, estará más cansado a la hora de dormir. De hecho, a un niño puede costarle más conciliar el sueño cuando está demasiado cansado. Establezca horarios regulares para la siesta y la hora de acostarse por la noche. Aunque la mayoría de niños de esta edad hacen la siesta durante el día, no debe forzar a su hijo a hacerla. Pero es importante que programe un período de tiempo para que se relaje y repose, aunque su hijo prefiera no dormir.

Establecer una rutina para la hora de acostarse ayuda a los niños a relajarse y prepararse para dormir. Para un niño de 1 a 3 años, la rutina puede durar de 15 a 30 minutos e incluir actividades tranquilizadoras, como leerles un cuento, bañarlos o escuchar música relajante.

Independientemente del ritual nocturno que elija, su hijo probablemente insistirá en que sea el mismo todas las noches. Pero no permita que los rituales se alarguen demasiado ni que sean demasiado complicados. En la medida de lo posible, permita que su hijo escoja entre algunas alternativas de la rutina: qué pijama ponerse, qué muñeco de peluche llevarse a la cama, que música escuchar. Estas decisiones darán a su pequeño la sensación de que controla en cierto modo la rutina.

Pero incluso los niños que duermen mejor pueden despertarse y llamar a sus padres por la noche. La salida de los dientes y los sueños pueden despertar a los niños de esta edad. Los sueños activos empiezan en esta etapa y pueden resultar realmente alarmantes para unos niños tan pequeños. Las pesadillas, en concreto, asustan mucho a los niños de esta edad, que todavía no distinguen entre realidad e imaginación. (Por lo tanto, seleccione atentamente los programas de televisión que ve su hijo antes de acostarse, en el caso de que vea alguno.)

Consuele o tranquilice a su hijo, abrazándolo cuando le despierta un sueño o una pesadilla. Permita que le hable sobre el sueño si quiere hacerlo y permanezca a su lado hasta que se calme. Luego anímele a que vuelva a conciliar el sueño en cuanto sea posible.

Etapa preescolar (de 3 a 5 años)

Los niños en etapa preescolar necesitan aproximadamente de 10 a 12 horas de sueño nocturno. Un niño de esta edad que duerma lo suficiente por la noche, puede no necesitar hacer la siesta durante el día. Esta puede ser sustituida por un período de tranquilidad y reposo.

En la mayoría de guarderías y jardines de infantes se establecen breves períodos de tranquilidad, donde los niños se acuestan en colchonetas o descansan de otro modo. Cuando un niño deja de hacer la siesta, su hora de acostarse por la noche puede adelantarse con respecto a la etapa anterior.

Etapa escolar y preadolescencia

Los niños en edad escolar necesitan de 10 a 12 horas de sueño nocturno. Los problemas para irse a la cama pueden obedecer a diversas razones. Los deberes, la práctica de actividades deportivas extraescolares, la televisión, las computadoras y los juegos de vídeo, así como horarios familiares caóticos pueden contribuir a que los niños no duerman lo suficiente.

La falta de sueño puede desencadenar un comportamiento irritable o hiperactivo e impedir que los niños presten atención en clase. Es importante tener un horario regular para acostarse, sobre todo en los días lectivos. Asegúrese de dejar suficiente tiempo a su hijo para que se tranquilice antes de que apague la luz.

Adolescencia

Los adolescentes necesitan de 8,5 a 9,5 horas de sueño por la noche, pero muchos de ellos no las duermen. Debido a que los centros de estudios empiezan muy pronto y a la sobrecarga de trabajos escolares, deberes y actividades sociales y extraacadémicas, los adolescentes suelen tener una falta de sueño de carácter crónico.

Y la falta de sueño se acumula a los largo del tiempo, de modo que una hora menos de sueño por la noche cada día equivale a una noche entera sin dormir al final de la semana. Entre otras cosas, la falta de sueño puede producir:
  • una reducción de la atención
  • una disminución de la memoria a corto plazo
  • un rendimiento inconsistente
  • retrasos en el tiempo de respuesta
Estos efectos pueden provocar mal carácter, problemas en la escuela, uso de estimulantes y accidentes de tráfico (más de la mitad de los accidentes de coche “por dormirse al volante” están provocados por adolescentes).

Los adolescentes también experimentan un cambio en sus patrones de sueño: sus cuerpos desean permanecer despiertos más tiempo por la noche y despertarse más tarde por la mañana, lo que generalmente hace que intenten recuperar el sueño perdido durante el fin de semana. Esta irregularidad en el horario del sueño puede agravar todavía más el problema, haciendo que acostarse a una hora razonable durante la semana les resulte todavía más difícil.

En el caso ideal, un adolescente debería acostarse a la misma hora todas las noches y levantarse a la misma hora todas las mañanas, durmiendo un mínimo de 8 a 9 horas diarias.

Rutinas para la hora de acostarse

Independientemente de la edad que tenga su hijo, establezca una buena rutina para la hora de acostarse que fomente unos buenos hábitos de sueño. Los siguientes consejos pueden ayudar a los niños a tener un sueño nocturno reparador:
  • Incluya un período para relajarse en la rutina.
  • Establezca y cumpla una hora para acostarse, avisando a su hijo dos veces, con media hora y 10 minutos de antelación.
  • Si su hijo es mayor o adolescente, anímele a que siga y mantenga una hora de acostarse que le permita obtener la cantidad de horas de sueño necesaria para su edad.
Revisado por: Mary L. Gavin, MD
Fecha de revisión: enero de 2011

Wednesday, October 31, 2012

¿Quieres caminar más? Usa un cuentapasos (vidaysalud.com)


Caminar es una de las maneras más sencillas y económicas de mantenerte activo(a) y de combatir el sedentarismo. ¿Te has puesto a calcular cuánto caminas a lo largo del día? Si necesitas ayuda para ponerte en movimiento, un nuevo estudio ha demostrado que usar un cuentapasos puede incentivar a las personas a caminar más y, de ese modo, obtener más beneficios para su salud.

Muchas veces no nos damos cuenta de cuánto hacemos algo hasta que lo escribimos o llevamos un registro detallado de las cosas. ¿Te ha pasado? Haz la prueba. Por ejemplo, si piensas que duermes mucho, anota las horas de descanso reales que tienes por semana y haz el cálculo. Tal vez te sorprendas. Lo mismo puede ocurrirte con eso que tanto te gusta, pero sabes que no debes comer: piensas que lo consumes poco cuando en verdad lo haces más de lo que te imaginas.

El llevar un registro también puede ayudarte a hacer o dejar de hacer cosas, pues al darte cuenta de la cantidad puedes hacer algo para ajustarla a la medida que deseas. Claro que al principio puede resultar un poco difícil anotar todo paso a paso, pero hay que tener constancia y dedicación. Lo bueno es que a veces lo único que necesitas para llevarlo es usar un aparato que saque el cálculo por ti.

Eso es lo que sucede con los cuentapasos (o podómetros, llamados pedometer en inglés), esos pequeños aparatos que te colocas en la cintura o en la muñeca y que cuentan cada paso que das. ¿Piensas que caminas mucho o poco? Pues ponte uno y descubre la respuesta.
Un grupo de investigadores de la Facultad de Ciencias y Salud de la Universidad de Sídney Occidental, en Penrith, en Australia, tomó a más de 300 adultos mayores de Nueva Zelanda a los que les pidieron que participaran en la denominada “receta verde” (una iniciativa financiada por el gobierno de dicho país que busca que las personas hagan 30 minutos de actividad física moderada cada día), y los dividió en dos grupos al azar.  A un grupo se le pidió que usara cuentapasos y al otro no.

El resultado fue que quienes pudieron llevar un registro preciso de cuánto caminaban a diario incrementaron el tiempo de las caminatas semanales hasta 50 minutos y caminaron en promedio casi el doble comparado con los participantes que no usaron un cuentapasos (podómetro). Estos  caminaron solamente unos 28 minutos semanales.

Los investigadores hicieron un seguimiento de los datos durante un año. En ese período, independientemente de las caminatas, ningún grupo experimentó cambios en el peso (según se midió mediante el índice de masa corporal o IMC), pero en ambos casos sí experimentaron mejoras significativas en la presión arterial.

Estos datos fueron publicados en la revista Annals of Family Medicine y pueden servirte de inspiración para que tú también empieces a caminar. Hay distintos tipos de caminatas y todas son buenas para mejorar tu salud: desde caminar en la estera o en los caminadores en el gimnasio o puedes inscribirte en un curso de caminata nórdica, o puedes salir a recorrer en el barrio donde vives con algún amigo o familiar.

Y tú, ¿cual prefieres? Puedes empezar por la que más te guste. Recuerda que al igual que otros ejercicios aeróbicos, caminar es excelente para la salud: te ayuda a reducir el riesgo de que sufras un ataque cardiaco y un derrame cerebral, a mantener la memoria y a respirar mejor, a tonificar tus músculos y a prevenir la degeneración de las articulaciones, así como a controlar la presión alta, el colesterol y la diabetes. Como caminar eleva los niveles de las endorfinas, también puede ayudarte a que te sientas más feliz y a disminuir el estrés, así como a elevar tus niveles de energía y a descansar mejor. Y por supuesto, quemarás calorías, así que te ayuda también a mantener un peso sano.

Si quieres y puedes, anímate a usar un cuentapasos (podómetro), puedes conseguirlos a precios accesibles. Pero si no quieres gastar, no es excusa para que te quedes sentado(a): busca cada oportunidad que tengas para caminar, como ir a pie a casa de algún vecino o a algún lugar cercano, en vez de usar el automóvil o el autobús (camión, bus). Caminar puede convertirse en una verdadera sesión de ejercicios. El anotar las distancias que has recorrido y el tiempo que has tardado, también puede ayudarte a llevar un registro y, lentamente, ir incrementando la rapidez y/o la distancia.

Anímate, mejorar tu calidad de vida puede ser tan fácil como dar un paseo.

Monday, September 3, 2012

Cómo Evitar el Insomnio (laguia2000.com)

Si mantenemos el ritmo del sueño, del dormir somos dueños.
Dormir es una necesidad fisiológica involuntaria y natural, sin embargo mucha gente no consigue conciliar el sueño si no es por medio de pastillas relajantes o hipnóticas.

Aunque el proceso del descanso nocturno es aún un misterio, se reconoce que el sueño es un proceso de reparación ya que tanto el cuerpo como la mente se restauran con el buen dormir.

Las mujeres sufren más de insomnio que los hombres en una alta proporción y también ingieren más pastillas para dormir.

Cuando una persona duerme, la química del cuerpo cambia. Esto se ha comprobado, porque si se le inyecta líquido de la columna vertebral de un animal que está dormido a otro que está despierto, éste se dormiría enseguida.

De la misma forma nos despertamos cuando nuestro cerebro segrega las sustancias químicas necesarias.

Si este proceso biológico se cumple normalmente en la forma rítmica natural se logra un sueño reparador.

Las causas más comunes del insomnio son el nerviosismo, la ansiedad y la preocupación.

Es común que el insomnio esté asociado a enfermedades como la depresión o la psicosis maníaco depresiva o trastorno bipolar.

Una de las características de la depresión es despertarse a la madrugada y no poder volver a conciliar el sueño.

Todos los medicamentos para combatir el insomnio producen tolerancia a la droga de manera que después de un corto tiempo de consumirlos pierden su efecto.

Estas drogas no permiten dormir normalmente porque privan a la persona de la faz del sueño MOR, (movimientos oculares rápidos) que en el proceso del dormir es la etapa en que soñamos, tan necesaria como la otra llamada no-MOR.

Cuando no podemos dormir puede ser porque nuestros pensamientos negativos no lo permiten. La preocupación por las cosas que ya ocurrieron o que creemos que pueden ocurrir nos produce ansiedad y nos priva del descanso que necesitamos.

La gente que es feliz y no le hace daño a nadie es raro que sufra insomnio, porque la culpa, la desdicha y la ansiedad son emociones que no dejan dormir.

Cambiar los patrones de pensamiento negativos por otros positivos y esperanzados es la primera y mejor manera que tenemos para recuperar el sueño.

La segunda y eficaz forma de combatir el insomnio exige sintonizar el cuerpo con los ritmos de la naturaleza.

Nuestro cuerpo se guía por ritmos naturales; muchos de los signos vitales del cuerpo se rigen por los ritmos circadianos, que es el modo en que los ciclos biológicos se repiten cada veinticuatro horas, entre ellos el ciclo de sueño/despertar.

Las irregularidades con respecto al reloj biológico interno representan la causa más importante del insomnio.

La pérdida de la sincronización entre un individuo y su medio ambiente natural es un fenómeno de la vida moderna. 

Antiguamente la gente se regía por la luz del sol. Cuando oscurecía se iba a dormir, porque estaba tal vez más cansada, con menos preocupaciones y además no había luz eléctrica, de manera que la elección más acertada era irse a la cama.

Restablecer la armonía entre nuestras rutinas cotidianas y los ritmos naturales de la vida es el factor clave para recuperar el sueño normal.

La hora del ocaso predispone a la relajación y al sueño porque la misma naturaleza se apacigua y todo se vuelve tranquilo y favorable para el descanso.

Si nos resistimos a esta influencia ayudaremos a establecer en nuestro cuerpo un patrón de sueño completamente diferente al natural.

A la diez de la noche el cuerpo está en óptimas condiciones para dormir de acuerdo al ritmo del sueño. Luego de esa hora comienzan a actuar otras sustancias químicas que desvelan al sujeto ya que si la persona permanece levantada, el cuerpo interpreta que hay obstáculos que no permiten el descanso y como su objetivo es mantener el equilibrio del sistema segrega la sustancia adecuada para estar despierto.

Si la persona decide no acostarse a esa hora, su sueño posterior será más superficial e inclusive será más difícil de conciliar.

Esforzarse para dormir es una conducta inapropiada porque solamente nos dormimos cuando no pensamos en ello.

Hacer una siesta de media hora es una costumbre muy saludable y tiene una función muy reparadora, no hay que olvidarse que el que duerme una siesta amanece dos veces.


Sunday, May 6, 2012

Para mantenerse delgado, duerma mucho (BBC)


Al contrario de lo que se ha pensado durante mucho tiempo, dormir mucho parece ser una buena forma de proteger a la gente que tiene predisposición genética a la obesidad, afirman científicos en Estados Unidos.

En un estudio llevado a cabo con gemelos, los investigadores de la Universidad de Washington encontraron que aquellos que dormían más de nueve horas cada noche eran más delgados y mostraban menos riesgo de subir de peso que los que dormían menos de siete horas.
Según los científicos, el sueño prolongado parece suprimir los factores genéticos que conducen al aumento de peso.

Y dormir poco tiene el efecto opuesto, afirma el estudio publicado en Sleep, la revista de la Academia Estadounidense de Medicina del Sueño.

Estudios pasados habían mostrado la importancia del sueño en los procesos biológicos y el riesgo de enfermedades como diabetes tipo 2 y obesidad.

Pero las investigaciones se habían centrado en el impacto que tiene en una persona dormir poco o dormir con interrupciones.

La nueva investigación, sin embargo, revela que hay factores mucho más complejos entre el sueño y los mecanismos biológicos que conducen a la obesidad.

Interacción genética

Hasta ahora ya han sido identificados varios genes, unos 20, que juegan un papel en el riesgo que tiene una persona de ser obesa.

Los principales factores de riesgo, por supuesto, son una dieta mala y la falta de ejercicio.

Pero los genes desempeñan un papel en la forma como el organismo utiliza la energía que se consume, la forma como se almacena la grasa en el cuerpo y las sensaciones de sentirse lleno o seguir con hambre después de haber ingerido una comida.

También tienen una función en la rapidez con que usa la glucosa.

Sin embargo, tal como explican los científicos de Washington, este es el primer estudio que analiza cómo el sueño interactúa con estos genes.

Los investigadores estudiaron a 1.088 pares de gemelos tanto idénticos como no idénticos.
"Los resultados sugieren que el sueño corto ofrece un ambiente más conducente a la expresión de los genes vinculados a la obesidad. O podría ser que el sueño prolongado tiene un efecto protector al suprimir la expresión de los genes vinculados a la obesidad" Dr. Nathaniel Watson
El estudio de gemelos en genética es importante y rutinario.

Los gemelos idénticos comparten exactamente los mismos genes y están sujetos a los mismos efectos genéticos, por lo tanto, las diferencias que demuestran se deben, por lo general, a factores ambientales.

Por otra parte, los gemelos no idénticos no comparten todos los mismos genes y con ellos se pueden investigar las diferencias genéticas.

Los gemelos que participaron en el estudio eran mujeres, con una edad promedio de 36,6 años, caucásicas y con un IMC promedio de 25,3.

Esta puntuación está considerada como "sobrepeso". La obesidad clínica está definida por un índice de masa corporal (IMC) de 30 o más.

Los investigadores encontraron que en los sujetos que dormían menos de siete horas, la predisposición genética a un incremento en IMC era dos veces más grande que en los que dormían más de nueve horas cada noche.

Según los científicos, en los gemelos que dormían poco, el impacto de la herencia genética en su IMC era de 70%, mientras que en gemelos que dormían más de nueve horas este impacto era de 32%.

"Los resultados sugieren que el sueño corto ofrece un ambiente más conducente a la expresión de los genes vinculados a la obesidad", afirma el doctor Nathaniel Watson, quien dirigió la investigación.

"O podría ser que el sueño prolongado tiene un efecto protector al suprimir la expresión de los genes vinculados a la obesidad", agrega.

Es decir, para una persona con predisposición a la obesidad, entre más duerme, menos importante se vuelve la genética en la determinación de su peso corporal, explica el científico.

Vida ajetreada

Según el doctor Watson, los ajetreados estilos de vida modernos sin duda han contribuido a la epidemia de obesidad en el mundo.

"La sociedad moderna con su tecnología omnipresente a menudo puede causar un desajuste entre la necesidad de sueño y la realización del sueño", dicen los autores.

"Esto frecuentemente tiene consecuencias adversas para las funciones cognitivas y para la salud metabólica, cardiovascular e inmunológica".

"De hecho, durante el pasado siglo, la duración habitual del sueño se ha reducido 1,5 horas cada noche y desde 2001 el porcentaje de adultos en Estados Unidos que duermen al menos ocho horas cada noche durante la semana se ha reducido de 38% a 27%".

Y los científicos agregan que "se está acumulando la evidencia que muestra que las horas de sueño crónicamente reducidas están asociadas a la obesidad".

El estudio, subraya el doctor Watson, es preliminar y habrá que llevar a cabo investigaciones más amplias para confirmarlo.

Pero los resultados sugieren que "las medidas para perder peso podrían ser más efectivas si las influencias genéticas que inducen el peso corporal fueran mitigadas con la prolongación del sueño", expresa el científico.

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